La situación de los grandes

Guardiola: «Tito ha sido parte de todos estos éxitos»

El técnico celebra el ascenso de su amigo y asegura que siempre le tendrá a su lado

Guardiola, ayer en la ciudad deportiva del Barça, en Sant Joan Despí.

Guardiola, ayer en la ciudad deportiva del Barça, en Sant Joan Despí.

EMILIO PÉREZ DE ROZAS
BARCELONA

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Duele, pero es así. Hasta que Tito Vilanova ocupe esa tribuna, hasta que contagie a la grada de su estilo, hasta que oigamos su discurso y mastiquemos su barcelonismo, hasta que oigamos hablar de fútbol al futuro entrenador del Barça, la sala de prensa de la Ciudad Deportiva Joan Gamper se ha quedado como una playa sin sol, como una iglesia sin velas, como un jardín sin flores, como un arco iris sin colores. Hoy, vive Pep Guardiola su penúltima noche en el Camp Nou ante el Málaga.

Él sigue ahí, contando las conferencias de prensa que le quedan («quedan siete», ha dicho como buscando más libertad, anonimato y discreción), continúa elegante, moderno, cool, entero, de cuerpo presente, rapado, menos sonriente, desde luego, y con la mente, dijo, puesta ya en la final de Copa. Pero no es verdad. Nadie sabe donde está esa cabecita, aunque todo el mundo sospecha que aún sigue debatiéndose en su adiós. Los hay que hasta piensan que ya se ha arrepentido.

Queda un mes, o menos, que a todos se nos va a hacer eterno. También al míster de Santpedor, que ayer insinuó que esas semanas le pasarían volando si supiese que iba a entrenar al equipo de su pueblo. Pero no va a ser así. Se va a descansar, a cargar pilas y a comprobar como uno de los mejores amigos de su vida, Tito Vilanova, continúa con su obra. Que no es solo suya, tal y como se encargó de señalar el míster culé. «Es posible que a Tito le dejemos el listón muy alto, sí, pero no he sido yo solo, tampoco el equipo, tampoco, también él ha contribuido de una forma importante, muy importante, en esta era. Tito ha sido parte vital de todos estos éxitos. Yo, sin él, no lo hubiese conseguido, eso lo tengo muy claro, mucho».

TRANSICIÓN SERENA / En ese sentido, Guardiola valoró, y mucho, que la transición hubiese sido tan serena. «No hubiera sido lo mismo si el cambio hubiese sido fruto de un despido del técnico, de un cambio traumático. Es estupendo que Tito se haga cargo del equipo con el entusiasmo que lo hará y, en ese sentido, no tengo la menor duda de que dará continuidad a muchas de las cosas que hemos hecho y decidido juntos. Ahora yo desaparezco y dejo de mandar. Ya no estaré», señaló.

Guardiola no tiene «ni idea» de si su amigo cambiará muchas o pocas cosas. De ahí que se viese (y desease) repetir varias veces que él se hace a un lado. Pero, dentro de tanta melancolía y ambiente gris, aburrido, tristón, de fin de era, el técnico azulgrana insistiese en que «Tito me tendrá siempre a su lado para lo que me necesite». Se vio, se notó, se oyó, se palpó que son amigo de verdad. Esa amistad de los tiempos de los golafres, enormes glotones ellos, es indestructible y, sin duda, servirá para dar continuidad al fútbol que, durante todos estos años, no solo ha parido 13 grandes títulos (y va por el 14) como maravillado al mundo.

«Nuestra relación no ha cambiado ni un ápice en estos días. Nada. Y no lo hará en los próximos meses, seguro. Solo quiero que me sienta cerca y que sabe, porque lo sabe, que me siento el hombre más feliz del mundo porque un amigo y compañero tome mi relevo». Ese paso al lado que pregonó Guardiola es fruto, como volvió a insistir ayer del desgaste sufrido todos estos años. ¿Por la presencia de Mourinho? ¿por el estilo Mou? «No, no, ni hablar. Mourinho no ha contribuido ni ha aumentado ese desgaste. Lo que desgasta es el día a día e, incluso, ganar tanto».

De la misma manera que en las semanas previas a su adiós, Guardiola fue interrogado por su continuidad con asiduidad, ahora teme tener que dar la misma explicación cada día del por qué se va. Pero, claro, ya solo quedan siete conferencias de prensa, de ahí su pequeña sonrisa. «Esto ha sido tan grande que no sé que es lo que voy a encontrar a faltar», dijo el míster, reconociendo estar ya algo más aliviado. Cuando le insinuaron (nunca se utilizó la palabra presidente o candidato a la presidencia) que tras ser recogepelotas, canterano, futbolista, capitán y técnico le quedaba ser....saltó con su tradicional habilidad y dijo: «Me voy a casa. No sé lo que voy a hacer. No tengo planeado mi futuro». Quedan siete interrogatorios.

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