EL RESURGIR DEL TENIS FEMENINO ESPAÑOL

El gran salto de Muguruza

La victoria en el torneo de Pekín relanza a la tenista hasta la cuarta plaza mundial, a un punto de Sharapova -- «Llegaré a Singapur con las máximas aspiraciones», asegura cara al Masters

JAUME PUJOL-GALCERAN / BARCELONA

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Cuarta del mundo y segunda en la carrera de campeonas a las finales de la WTA en Singapur. Garbiñe Muguruza ya está donde ansiaba desde que quiso ser profesional: «Luchar contra las mejores». Nunca ha tenido miedo a «llegar a lo más alto», decía el domingo tras ganar el título en Pekín. La última tenista española que estuvo en esa posición fue Arantxa Sánchez en 1998. Ahora, 17 años después, la hispanovenezolana ha igualado la marca. Un salto de calidad para aspirar al máximo, que comenzó con la final de Wimbledon.

En Londres, Muguruza rompía con una mala racha. Después de alcanzar los octavos de final en Australia y las semifinales en Dubái, encadenó una serie de resultados negativos ganando solo 5 partidos en 6 torneos. No volvió a aparecer en unos cuartos de final hasta Roland Garros. En ese mismo periodo de tiempo su compañera de dobles, Carla Suárez, quizás con menos seguridad y expectativas que ella, había dado el salto de calidad hasta colarse inesperadamente entre las top 5. A partir de París la situación se invirtió. La canaria cayó en segunda ronda donde más opciones tenía y no volvió a levantar cabeza, viendo como se comprometían sus opciones de estar en Singapur el próximo 25 de octubre, opciones que se jugará a una carta la próxima semana en Moscú.

BARRERA SUPERADA

Muguruza ha sido el reverso. Tras Roland Garros dio el gran golpe en Wimbledon, un torneo en el que no confiaba demasiado -«la hierba no se me daba demasiado bien», confesó-. Ese éxito le permitió romper la barrera que la atenazaba y ser la novena del mundo. Al fin le llegaba el reconocimiento que ansiaba. Estaba entre las mejores y la misma Serena Williams se lo reconocía en la entrega de trofeos viéndola llorar. «No estés triste, dentro de poco estarás aquí con el título», le dijo la número 1 mundial.

«Lo tiene todo para conseguirlo. Un gran saque, una derecha dominadora y un gran revés. Además, es ambiciosa y cree en ella», explica Lluís Bruguera, padre del bicampeón de Roland Garros, que la tuvo en su academia hasta los 17 años. Pero tras Wimbledon el lanzamiento se enfrío insospechadamente en la gira americana, en la que Muguruza tenía puestas muchas expectativas. Dos derrotas inesperadas en segunda ronda en Toronto Cincinnati rompieron al equipo que hasta entonces había formado con su entrenador Alejo Mancisidor. Tres días antes de comenzar el Abierto de Estados Unidos, Muguruza anunció la ruptura. Y el técnico hizo una carta abierta en la que daba a conocer los motivos de esa decisión. «Las diferencias eran muchas y mis valores no me permitían creer y seguir en ello. Hay veces en que los grandes éxitos hacen grandes a las personas pero acaban por destruir las relaciones. Han sido cinco años muy intensos y he vivido momentos inolvidables, situaciones mágicas», decía para explicar el sorprendente divorcio tras auparla del puesto 300 al top 10 desde el 2010.

EL BAILE DEL JOROPO

Muguruza disputó el Abierto de EEUU sin entrenador. Conchita Martínez, capitana de la Copa Davis y la Copa Federación, la ayudó en esos días hasta que contrató para la gira asiática al francés Sam Sumyk, anterior preparador de la rusa Vera Zvonareva, la bielorrusa Victoria Azarenka y la canadiense Eugénie Bouchard. Buenas referencias.

«A ponerse las alpargatas, que lo que viene es joropo», escribió en Twitter al llegar a Tokio para jugar el torneo. Y al ritmo vivo de ese baile popular de Venezuela Colombia, música latina de la que se confiesa «una loca» , Muguruza comenzó su esprint. Con Carla Suárez ganó el título de dobles y después en China llegó la explosión.

En Wuhan alcanzó la final, en la que se retiró ante Venus Williams cuando perdía por 6-3 y 3-0, y se marchó a Pekín con el tobillo lesionado y muchas dudas de poder jugar. El trabajo con su fisioterapeuta Ignasi de la Rosa tuvo premio: la clasificación para Singapur, el mismo día de su 22 aniversario, y tres días después, el título.

«Quería ganar y eso a veces no ayuda. Han pasado muchas cosas y tenía que calmarme. Creo que en estas dos semanas he crecido y he aprendido mucho», dijo, feliz. Y ahora Muguruza no quiere parar. Su próximo objetivo apunta a Singapur. «Creo que tengo opciones. Ahora quiero recuperarme bien del tobillo para llegar con las máximas aspiraciones». La baja de Serena Williams deja abierta la puerta a sus posibilidades.