MOTOCICLISMO

El gran salto de Márquez

El bicampeón de Honda empieza a sentir como suya una moto que no le permitía ganar

El vuelo 8 Marc Márquez ensaya, en Assen (Holanda), el cambio de moto en caso de lluvia.

El vuelo 8 Marc Márquez ensaya, en Assen (Holanda), el cambio de moto en caso de lluvia.

EMILIO PÉREZ DE ROZAS / BARCELONA

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Solo Marc Márquez, cuando ensaya el cambio de moto en caso de lluvia, vuela de una Honda a otra sin tocar el suelo. La escena, entrenada hasta tres veces, en Assen, puede reflejar el salto que ha protagonizado el bicampeón en los últimos meses, pasando de una RC213V ingobernable, a una RC213V que le permite luchar, de tú a tú, contra el italiano Valentino Rossi, ganarle la posición en la frenada más difícil del Mundial y considerarse «el vencedor moral porque solo yo he cruzado la meta pasando por el asfalto, ya que Vale cogió un atajo».

El equipo de Márquez estaba eufórico por la espectacular carrera que protagonizó Márquez. «La he cagado a tres vueltas del final, cuando, en una curva muy, muy, rápida, me he ido ligeramente a la hierba, por poco me caigo y ahí he perdido las cuatro décimas que, luego, he tenido que recuperar en la última vuelta, que ha sido una de las más escalofriantes de mi carrera», relata feliz el nen de Cervera. Márquez suele explicar que compitiendo contra Rossi siempre se aprende. Lo dijo en Termas de Río Hondo (Argentina), cuando Vale maniobró para evitar que le superase. «Yo nunca he dicho que Rossi hiciese aquella maniobra intencionadamente, ¡nunca!», insiste el campeón catalán al comprobar que muchos desataban las hostilidades recordando aquel lance. ¿Qué has aprendido en Assen?, le preguntamos. «He aprendido a hacer motocros».

En la buena senda

Lo que es evidente es que en el entorno del bicampeón hay cierto disgusto porque Honda no quiso reclamar por el atajo ideado por el Doctor, máxime cuando el comentario hecho por Shuhei Nakamoto, responsable de Honda (HRC), fue: «En la chicane, la diferencia era 0 milésimas de segundo; y, en la meta, de 1.242 segundos, juzguen ustedes».

Lo que es una realidad es que Márquez ha superado ya el desconcierto técnico que le ha impedido, a excepción de Austin (EEUU,) donde ganó, competir, de tú a tú, con los dos líderes de Yamaha. El mejor rookie de la historia, que sigue sin renunciar a la heroicidad, para todo el mundo imposible, de remontar los 74 puntos que le lleva Rossi («si ganó las 10 primeros del año pasado ¿por qué no va a ganar las 10 últimas de este?», se pregunta Livio Suppo, uno de sus jefes), reconoce que ahora sí se siente con capacidad de ganar carreras.

Son muchos los que consideran que los cuatro días de ensayos programados en Misano, tras el GP de Alemania, podrían significar el salto de calidad definitivo en el aspecto técnico y evolutivo de una RC213V que nació mal y parece haber enderezado el rumbo con el chasis del 2014, el basculante del 2015 y «algunas otras cositas que no puedo comentar», añade Márquez, que celebra el salto protagonizado en las últimas carreras.