Gabriel Jesus, un salvador para Guardiola

El 'menino prodigio' que pudo ser del Barça mostró en su debut que está listo para revolucionar al City

Pep Guardiola da instrucciones a Gabriel Jesus durante el partido entre el City y el Tottenham del sábado.

Pep Guardiola da instrucciones a Gabriel Jesus durante el partido entre el City y el Tottenham del sábado. / periodico

JOAQUIM PIERA / SAO PAULO

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Gabriel Jesus tiene prisa. Solo 17 días después de haber aterrizado en Manchester, el sábado, Pep Guardiola lo hizo debutar. Salió en el minuto 82. Y el ‘menino prodigio’, que suspiraba con vestirse de azulgrana pero que sucumbió a los 32 millones de euros del City, mostró carácter y determinación. Solo tiene 19 años, pero llega a Europa con el aprendizaje de ser el '9' titular de la 'Seleçao' de Brasil.

Su debut no fue de ensueño por muy poco. Marcó el gol que habría supuesto el 3-2 y desató la euforia en el Etihad y la suya propia. Sin embargo, su tanto fue anulado por fuera de juego. Ese gol habría maquillado los desaguisados defensivos y la inoperancia de Claudio Bravo, ante el Tottenham de Mauricio Pochettino. Empató el City (2-2), pero Guardiola ya sabe que su dorsal 33 pasa de procesos de adaptación y está para zarandear al equipo. 

El jugador que sacó al Palmeiras de la depresión no está en Barcelona por una indecisión de la secretaría técnica. En el verano del 2015, cuando Josep Maria Bartomeu acababa de ser legitimado en las urnas, podrían haberlo incorporado, por tres millones de euros. Su destino habría sido el filial. La operación, sin embargo, no se concretó.

UNA CLÁUSULA DE ESCAPE

En su renovación, Gabriel Jesus introdujo una cláusula de escape, que rebajaba de 40 a 25 millones de euros el coste de su rescisión para cuatro grandes europeos, entre los que estaban el Barça y el Madrid. En junio, empezó el baile del cuarto delantero azulgrana. Vietto, Correa, Gameiro… y el ‘menino Jesus’ creciendo a velocidad de vértigo.

El director de fútbol, Raül Sanllehí, lo vio en directo en Sao Paulo, aprovechando su estancia en Brasil, donde cerraba los flecos de la renovación de Neymar. El jugador se dejaba querer. Quien tenía la última palabra era Robert Fernández, que dudaba.

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Consideraba que un chico que apenas cumplía un año como profesional en Brasil podría estrellarse en la transición entre el Palmeiras y el Barça. Incorporarlo al B no era factible, por el interés del City, el United y el Inter de Milán. Además, era, entonces, el pichichi del campeonato Brasileirao.

El secretario técnico se desplazó a Brasil, por primera vez desde que ocupa el cargo, el fin de semana del 16 y 17 de julio. Descartó a Gabigol, que acabó en agosto en el Inter, donde vive en el más absoluto de los ostracismos, y fue a Porto Alegre, para verlo ante el Internacional. Y le gustó. Era demasiado tarde. Txiki Begiristain sí que lo tuvo siempre claro. Ya había presentado una propuesta irrechazable y utilizó la carta Guardiola, que llamó al jugador para que se fuese con él al City.

El Barça optó por Paco Alcácer. Y la comparación con Gabriel es de difícil digestión. Desde que el Barça cerró al ariete valenciano -que sigue sin marcar en Liga y Champions- el ‘menino Jesus’ ha ganado el oro olímpico, el Brasileirao -que se le resistía al Palmeiras desde 1994- y, con Tite, es el ‘9’ indiscutible de la 'canarinha', marcando 5 goles en 6 victorias seguidas en la fase sudamericana para el Mundial de Rusia-2018.

HAY VIDA DESPUÉS DE NEYMAR

Gabriel Jesus ha cambiado el humor de la ‘torcida’. Con la Seleçao en crisis y fuera de la plaza de repesca, Tite tuvo el coraje de rescatar la tradición local de tener siempre un ‘menino’, como ocurrió en su día con Pelé (en Suecia 58), Ronaldo (en EEUU 94) o Kaká (en Corea y Japón 2002).

La presencia de Gabriel ha ensanchado el horizonte a Brasil, que se desesperaba al no atisbar más vida después de Neymar. En el Palmeiras, cambió la historia. En dos temporadas, en que firmó 28 goles, ganó dos títulos nacionales, la Copa do Brasil (2015) y el Brasileirao (2016), recuperando la autoestima de un grande venido a menos, que en este siglo ya había transitado dos veces por la Serie B.