La Liga de Campeones

La frustración de Guardiola

El técnico del Bayern reprochó a sus defensas haber caído en la trampa blanca

Guardiola y Ancelotti se saludan, ayer.

Guardiola y Ancelotti se saludan, ayer.

CARLOS F. MARCOTE
MADRID

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Nunca había perdido Pep Guardiola en el Bernabéu en las siete visitas que había hecho al estadio madridista como entrenador del Barça y no pensó durante los primeros 19 minutos que ayer iba a caerle su primera derrota. No podía ni imaginárselo a la vista del pánico que provocó en el Madrid y en sus aficionados la salida del Bayern, la autoridad tremenda con que arrancó el conjunto bávaro para abrumar a un rival que probablemente desde el 2-6 ante el equipo azulgrana del 2009 no había vivido una situación similar.

Tuvo motivos más que sobrados el técnico de Santpedor para pensar en esos momentos que tampoco iba a ser anoche cuando iba a caer. Hasta que Cristiano Ronaldo, que pese a no estar ni al 60% no quiso perdérselo, lanzó el contrataque en el que quedó retratada toda la defensa alemana, a la que Benzema acabó sorprendiendo para marcar el único tanto de la noche.

Después de verse apabullado hasta límites casi insoportables, el Madrid estaba por delante gracias a su pegada a la contra, un arma que la defensa del Bayern no supo contrarrestar a las primeras de cambio. Y no es que no estuvieran avisados precisamente. Fue, en efecto, la primera llegada blanca y en la segunda, al minuto siguiente, fue Ronaldo quien tuvo la oportunidad de golpear de nuevo. A la tercera, la ocasión de la estrella portuguesa de superar a Messi y Altafini como máximo realizador en una misma edición de la Champions fue aún más clara. Al final, la cosas quedaron como estaban y Ronaldo acabó dejando su sitio a Bale con los mismos 14 goles con que empezó la velada.

Pep, enjaulado en la zona técnica, tuvo ganas de saltar al campo a espabilar a Rafinha, Boateng, Dante y Alaba por haber permitido que les cogieran la espalda con tanta facilidad. Tuvo que conformarse con gritarles y gesticular para hacerles ver que no era de recibo caerse de esa manera.  A la media hora, después de que Robben diera repetidas muestras de que su individualismo no llevaba a ninguna parte, el entrenador del Bayern se refugió en el banquillo por primera vez, más frustrado que otra cosa.

Cinco ocasiones

Su frustración se multiplicó en la segunda parte, pero por otros motivos. Que Webb no pitara al final un presunto penalti de Alonso a Götze le hizo asaltar al cuarto árbitro con sus protestas. Al final, tuvo que digerir su primera derrota en el Bernabéu y lo hizo mostrando su conformidad con lo que había hecho su equipo --«hemos generado no una ni dos sino más de cinco ocasiones y eso es lo que les había pedido»--, pero también hubo de reconocer que la cosa podía haber sido  peor, como Franz Beckenbauer se encargó de resaltar. «Podemos estar contentos de que el Madrid solo nos haya marcado un gol», declaró el presidente de honor del Bayern, que no  deja de distinguirse como uno de los principales críticos con el juego del conjunto muniqués. «Sí, nos han podido hacer más goles», se limitó a comentar al respecto Guardiola, que obviamente buscaba otra cosa. «La eliminatoria se ha puesto complicada. Marcar fuera de casa ayuda mucho y no hemos sido capaces de hacerlo», señaló Pep.