Dos mundos a 340 km/h

La espectacularidad e incerteza de MotoGP contrasta con un aburrido y poco emocionante Mundial de F-1

Jorge Lorenzo, campeón del mundo del 2015, con su Yamaha, en el circuito de Doha

Jorge Lorenzo, campeón del mundo del 2015, con su Yamaha, en el circuito de Doha / periodico

EMILIO PÉREZ DE ROZAS

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Los dos corren a más de 340 kilómetros por hora. Unos siguen haciendo, porque lo consideran importantísimo para el espectáculo, muchísimo ruido y los otros han casi, casi, enmudecido y parecen ese campeonato descafeinado de monoplazas electrónicos. Unos tienen un puñado de favoritos y otros ya saben quién será el campeón, o casi. Unos ha dejado de tener un campeonísimo glamuroso, Valentino Rossi, que por culpa de convertirse en 'cazafantasmas' ha perdido parte de su inmensa aureola, y los otros han convertido la vida social de su icono, Lewis Hamilton, en uno de los acicates mediáticos de su especialidad.

Pero las dos, la veloz, ruidosa, incierta y espectacular MotoGP y la menos rápida, «aburrida y previsible», como diría Fernando Alonso, y silenciosa F-1, abren sus televisivos campeonatos ¡de pago!, a 10 euros al mes en Movistar TV (ya casi no existe el gratis total en el mundo), este fin de semana. Las dos ruedas en el desértico, en todos los sentidos, es decir, en medio de montañas de arena y gradas vacías, circuito iluminado de Losail (Doha, Catar) y las cuatro ruedas en el precioso, ciudadano y divertido trazado de Melbourne (Australia), una de las ciudades más bellas del mundo. Unos, a las siete de la mañana de este domingo; otros, a la siete de la tarde.

Las motos han conseguido un paquete televisivo único, con tres competiciones que cumplen de forma exquisita, con imágenes increíbles, estremecedoras, la función de promoción, emoción y disputa, con campeones en su máxima categoría (MotoGP) que convierten en una ruleta la posibilidad de acertar el podio, mientras que la F-1 se encuentra inmersa en una crisis que, de momento, nadie parece querer o saber solucionar, ni siquiera cuando la fábrica dominadora, la alemana Mercedes, cuyo monoplaza no tiene ni una sola pieza alemana, se ha prestado a regalar 20 litros de gasolina más a sus rivales para que puedan utilizarlos en potenciar su motor, según informa Miguel Martínez. Si Mercedes regala 20 litros de combustible ¡imagínense la ventaja que tiene!

LA PROFUNDA CRISIS DE LA F-1

«Esta F-1 es una mierda. La gente, los aficionados, el público no entiende nada. Si Mercedes dejase de ganar, nadie sentiría pena por ellos». Así habla el británico Bernie Ecclestone, propietario del 'circo' de las cuatro ruedas, que no significa que sea quien mande pues ha perdido el poder absoluto a manos del consejo de administración de CVC, la empresa propietaria de los derechos televisivos, que tiene claro que el campeonato debe zarandearse, tal vez en la línea promovida en MotoGP por Carmelo Ezpeleta, que imponiendo la centralita electrónica común a todas las motos y cambiando el suministrador de neumáticos, de la japonesa Bridgestone a la francesa Michelin, ha provocado, en principio, mayor igualdad de la que había.

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Y, no solo eso, sino que ha logrado algo de lo que carece la F-1: que las manos, la destreza, la picardía y la sensibilidad del piloto se convierta en un factor poco menos que decisivo. «Ahora, en estas nuevas condiciones, los pilotos sensibles, más técnicos, tenemos ventaja», comentaba el tricampeón Jorge Lorenzo, principal favorito, pero sabedor de que hay un puñado de pilotos magníficos que pueden complicarle su sueño. Sin embargo, Lewis Hamilton vive feliz, metido en fiestas, con su jet privado de 20 millones de euros dando saltos por el mundo, al contar con el mejor coche, el mismo que haría campeón a media docena de pilotos.

Ecclestone intenta compensar el descenso de audiencia con más grandes premios. La F-1 arrancará mañana su campeonato más largo, con 21 carreras y la novedad de correr en el trazado urbano de Baku, en Azerbaiyán. Los países emergentes pagan más canon que los tradicionales y ayudan a mantener el alto nivel de ingresos de la F-1, que ya se pasea por el mundo como un circo ambulante más que como una auténtica competición. Las motos, que mantienen sus 18 grandes premios, volverán a detenerse en cuatro ocasiones en España (Jérez, 24 de abril; Barcelona, 5 de junio; Aragón, 25 de septiembre y Valencia, 13 de noviembre) y visitarán, por vez primera, Austria.

LORENZO NO LOGRA RENOVAR

La estabilidad de la F-1, donde las únicas dudas se centran en saber cuánto tardará Hamilton en renovar su cetro, en sí Mercedes propiciará el ascenso al trono de Nico Rosberg, en saber si Ferrari tiene algo que decir («me temo que se guardan un as en la manga para esta primera carrera», dice Lewis) o si Carlos Sainz es mejor que el jovencísimo Max Verstappen, contrasta con la pugna en MotoGP. En el Mundial de las dos ruedas los cuatro magníficos (Lorenzo, Rossi, Márquez y Pedrosa) tendrán también duros rivales en las Ducati, entre ellas la del español Héctor Barberá, y la Suzuki del campeón catalán Maverick Viñales.

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El circo de las dos ruedas añade, además, que los cuatro grandes campeones concluyen contrato esta misma temporada por lo que el ruido y las turbulencias que pueden provocar las negociaciones por sus renovaciones serán, sin duda, un elemento que influya en el rendimiento en la pista. «Me hubiese encantado renovar con Yamaha antes de la primera carrera, pero no ha podido ser. Mejor, así tendré más tiempo para pensármelo», dijo Lorenzo, con una superoferta millonaria de Ducati sobre la mesa, al llegar a Catar.