Final en común

Barça y Espanyol afrontan el último obstáculo antes de hacer realidad un duelo catalán con un único precedente

Alves y Mathieu, en un entrenamiento.

Alves y Mathieu, en un entrenamiento. / periodico

JOAN DOMÈNECH / JUAN TERRATS / BARCELONA

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Con el debido respeto, no contestan. El regate a la pregunta, una faceta que han aprendido desde que son entrenadores -y asumir que son los primeros culpables cuando el equipo pierde- fue el recurso que utilizaron ayer Luis Enrique y Sergio González para no hablar de la final de la Copa del Rey que acarician. Ellos y sus clubs. Culés y pericos confluyen este miércoles (a partir de las 20 horas) en una misma liturgia, en su paralela búsqueda del objetivo común que les une, que comparten.

Una apasionante noche que podría titularse 'L'últim pas'. La final catalana de la Copa del Rey, la primera que estrena monarca en la figura de Felipe VI, justo en la temporada en que los gritos de «independència» (básicamente en el Camp Nou) son más sonoros. Los entrenadores apelaron a la mínima dosis de prudencia para no hablar del deseo (deportivo) más embriagador que sienten.

Sobre todo, Sergio. Por tratarse de su debut como entrenador. Por ser perico de corazón. Por las menores perspectivas que tendrá de vivir estas citas: sería la tercera final copera del Espanyol en 16 años, campeón en las dos anteriores (2000 y 2006).

El primero de los dos

Luis Enrique podría decir lo mismo que su colega: no es un entrenador debutante, pero sí debuta en el banquillo del Barça, y es culé declarado. Ganó más títulos como futbolista, pero este sería el primero (también de Sergio) desde el banquillo. Y no querría dejarlo escapar pensando que tendrá más oportunidades, bien encarrilada la Champions y recuperadas las opciones en la Liga gracias al empate del Villarreal, su rival de hoy, en el Bernabéu. Sería la quinta final del Barça en los últimos siete años.

«Nos ilusiona mucho cerrar esta final», dijo Luis Enrique, que rememoró sus breves incursiones como lateral para despejar las preguntas sobre el rival y el escenario que elegiría. Una corriente de opinión canaliza las preferencias hacia una final en Barcelona. Antes de pelear por el título, los eternos rivales discutirían sobre el mejor escenario para la batalla. Montjuïc acogió el único precedente de la historia en 1957 (1-0 para los azulgranas). Bilbao es la propuesta oficiosa. Mestalla está en la recámara.

El telonero

Por una vez el Barça ejercerá de telonero del Espanyol. Juega a las 20 horas en El Madrigal. «No vamos de paseo en avión y autobús. Sabemos que nos pueden hacer daño», resaltó Luis Enrique, cuya admiración hacia el Villarreal ha aumentado en los últimos días. Y no solo porque empatara en Madrid y devolviera la autonomía al Barça en la Liga. El Espanyol-Athletic es el plato fuerte (22 h.). La ventaja blanquiazul es el 1-1 de la ida y el respaldo del Power 8. Solo quedaban 1.500 entradas a la venta. El españolismo se entregará a una noche de las grandes, con mosaico en las gradas y una convocatoria de motards para recibir al equipo.

Siete advertidos

«Pues sí, claro que me cambiaría por alguno de mis jugadores», claudicó Sergio, nostálgico de sus experiencias cuando fue campeón con el Espanyol (2000) y el Depor (2002). «El partido lo reúne todo. Hay que dejar correr la adrenalina, la pasión y la magia. Llevamos esperando tres semanas este partido», explicó. Sergio García está advertido de suspensión al igual que otros cuatro jugadores. Al técnico le dará igual. Luis Enrique pensará si evita el riesgo que corren Luis Suárez y Mascherano.