LAS DIFICULTADES DE LA RONDA CICLISTA CATALANA

En el filo de la navaja

En Banyoles 8 El belga Meersman ganó al esprint su segunda etapa, con lo que conservó el liderato.

En Banyoles 8 El belga Meersman ganó al esprint su segunda etapa, con lo que conservó el liderato.

SERGI LÓPEZ-EGEA
BANYOLES

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Rubèn Peris, máximo responsable de la Volta, lleva años acostumbrado a vivir en el filo de la navaja. Ya ni sabe cuántas veces ha estado a punto de redactar la sentencia: «Este año no salimos». Hasta hubo un antiguo responsable de deportes de la Generalitat que le dijo no hace mucho: «Tira adelante». Y él tiró. Pero el dinero nunca llegó. En el 2012, cuando el alambre ya se rompió, la ronda catalana estuvo a punto de suspenderse a un mes de comenzar. La UCI (Unión Ciclista Internacional) reaccionó. Se habló de rescate, pero de hecho, lo que aportó, más que dinero, fue un descuento importante, más de 60.000 euros de ahorro, en concepto de tasas por formar parte del circuito mundial (UCI World Tour, la Champions del ciclismo) y de dietas por los jueces que velan por el reglamento y la seguridad.

Sin embargo, la ayuda pública, en una época de recortes por todas partes, ya ha tocado fondo. «El año que viene, si no entra de una vez el patrocinio privado, la Volta no podrá celebrarse. Este es un año clave, en el que la calma debe volver al pelotón», afirma un portavoz de la Generalitat. Lo cierto es que las negociaciones entabladas en los últimos meses del 2012 con varias empresas catalanas toparon con un interlocutor inesperado en la mesa, Lance Armstrong. Sin embargo, la puñetera lacra del dopaje, que tanto daño hace, no ha supuesto en otras carreras y otros países un obstáculo para que aparezcan inversores. Es más. Un banco catalán, cuya negociación con la Volta se rompió inesperadamente, salvó el año pasado la Vuelta al País Vasco y posiblemente esta temporada haga lo mismo con una ronda asturiana que ha lanzado un SOS en las redes sociales.

Desde el 2012 hay imágenes en directo. Pero las encargadas no son las televisiones expertas en un campo tan difícil y caro como es una retransmisión ciclista. Y ello lo nota, por desgracia, el telespectador, acostumbrado, sobre todo, a la finura del Tour. «Pero tenemos televisión», festeja Peris, que ha logrado que la Volta llegue a 167 países a través de ocho plataformas televisivas, en una carrera en la que todos son voluntarios; nadie cobra, 80 personas que trabajan por amor al ciclismo.

Trámite en Banyoles

Y con la ayuda de la Generalitat, la Volta ha reunido a buena parte de las mejores bicis del mundo, que hoy ascenderán a Vallter 2.000 (a 2.200 metros de altitud) considerado «uno de los puertos más duros de los Pirineos», en palabras de Alejandro Valverde, tercero de la general, que reconoció la cima gerundense el pasado sábado. Y lo harán tras un día de trámite, ayer en Banyoles, donde el belga Gianni Meersman logró su segundo triunfo consecutivo, con lo que conservó el liderato.

Al menos este año hay azafatas y un premio especial dedicado al todopoderoso Tour por sus 100 ediciones. Si París acepta la Volta como negocio, todo solucionado.