Festival en familia

En el primer minuto, el Barça ya había disparado a portería. Pero, en realidad, no era el Barça de verdad, el que jugará el sábado en el Bernabéu. Era el Barça del futuro. De un futuro más lejano. Hoy es, todavía, el Barça B. Y los niños que se han plantado a las puertas del Camp Nou brindaron una ilusionante y esperanzadora noche para despedir la liguilla de la Champions. Lástima que jugaron en familia en un estadio desierto, con la peor entrada de la temporada (37.774 personas).

Desde anoche les conocen ya en toda Europa. Empezando por los jugadores del Bate Borisov, que se miraron extrañados entre sí al ver el Barça que les recibía. No reconocían a nadie. No se parecía en nada al que visitó en Minsk el 28 de septiembre. Apenas identificaron las caras de Thiago y Pedro, los únicos que repitieron. Pero los bielorrusos salieron desplumados igual (4-0) por un grupo de imberbes.

VELOZ COMO SIEMPRE / Ni rastro de Valdés, de Xavi, de Puyol, de Messi... Si hubieran mirado hacia el palco les habrían encontrado allí, cómodamente sentados. No tuvieron tiempo de mirar hacia la grada. Desde ese primer minuto en el que Rafinha puso a prueba a Gutor, solo pudieron estar pendientes del juego, de esa fugaz pelota que va de pie en pie a una velocidad vertiginosa. No era el Barça de verdad, pero era el equipo que más se acerca a ese incontenible grupo de Guardiola que guarda sus fuerzas para el clásico. Hasta Gerard Piqué se quedó en el banquillo, siendo como es un aspirantes a ser titular en el Bernabéu.

Dentro de unos años, los niños jugarán ante un estadio lleno. No hará falta esperar mucho. Es posible incluso que Pinto, ayer capitán, todavía juegue. El portero estrenó el brazalete en su doble condición de veteranísimo (36 años) y de ser el más antiguo de la alineación. Junto a Maxwell, el otro treintañero, formaron nueve canteranos. Ayer, con su fútbol, provocaron que a la media hora desde el cemento se oyera cantar «ser del Barça és el millor que hi ha».

EL ONCE MÁS JOVEN / En el trámite frente a los bielorrusos, Guardiola quiso hacer historia. No solo eligió el once más joven desde que se sienta en el banquillo del Camp Nou, sino que quiso establecer un récord con nueve canteranos en el equipo. No fue el capricho de un día. Ni un gesto anecdótico de cara a la galería. Entre seis y siete futbolistas suele alinear. Lógico, cuando media plantilla se ha horneado en casa.

Hasta anoche, ese récord había quedado en ocho canteranos. El registro no llegó en un encuentro intrascendente, tan irrelevante como el de ayer. En absoluto. Guardiola cree ciegamente en los suyos para las citas comprometidas. Esta temporada hubo ocho ante el Racing (3-0) y en el campo del Viktoria Plsen (0-4). También hubo ocho en la semifinal de la Champions ante el Madrid de la campaña anterior, ocho en el triunfo sobre el Espanyol y otros ocho en la manita que se llevaron los blancos en la última Liga o los blanquiazules en Cornellà. Y el Levante el sábado pasado. Ayer fueron: Montoya, Bartra, Fontàs, Sergi Roberto, Dos Santos, Thiago, Cuenca, Rafinha y Pedro.

LOS HERMANOS ALCÁNTARA / Fue una noche histórica para el Barça más canterano desde los años 40 y para la familia Alcántara. Thiago y Rafinha coincidieron por primera vez en la alineación del Barça ante la complacencia de Mazinho, un viejo campeón del mundo con Brasil al que solo le faltó aplaudir un gol de sus vástados.

Los niños se exhibieron para perpetuar la racha del Barça que cerró la liguilla invicto y que es el único club que ha sido capaz de marcar en 28 partidos consecutivos de la Champions. No anotaron los Alcántara, sino el sucesor de Xavi (Sergi Roberto), el relevo de Alves (Montoya) y, por partida doble, Pedro, aquel chaval que siendo niño se incrustó en los anales del fútbol al anotar en seis competiciones disintas. Y, en verdad, anoche, solo debutó Martí Riverola, el 22º canterano del Barça eterno de Guardiola.