Estrella Neymar

Tudo passa lleva tatuado Neymar en su cuello. Todo pasa para el delantero del Barça, antes sumiso a Messi en el plano futbolístico. Ahora, en cambio, convertido en el mejor cómplice del diez azulgrana. En su primer año en Europa, y tremendamente zarandeado por su polémico fichaje que se llevó por delante al presidente que lo contrató (Sandro Rosell), Neymar no terminó nunca de ser Neymar. Apocado en el juego, impreciso en el disparo (15 goles en 41 partidos), solo se le vio liberado cuando Messi estuvo lesionado. Con Martino no halló su sitio. Con Luis Enrique, y a pesar de jugar en la misma posición -arranca siempre desde la banda izquierda para llegar a zonas centrales de remates-, es otro. Es Neymar, la joven estrella (cumplirá 23 años el próximo 5 de febrero) que trajo el Barça no solo para idolatrar a Messi sino también para ayudarle.

Atrevido en el regate, insolente con el balón en los pies, irritando en ocasiones a los defensas y al público enemigo, al que hizo callar, por ejemplo, el sábado en Elche, alegre en su fútbol, íntimo de Alves y, sobre todo, conectado a Messi. «Es mi ídolo», dijo el brasileño tras recibir dos nuevas asistencias de gol del argentino en el Martínez Valero.

DE FUERA A DENTRO

Los espectaculares números que firma Neymar con el Barça de Luis Enrique (19 goles en 24 partidos, un tanto cada 87 minutos) no revelan, sin embargo, la enorme influencia que genera. Ni el impacto que ha creado en el equipo, acostumbrado a vivir con un solo faro ofensivo (el de Messi), al que la luz del brasileño proporciona un elemento más de inquietud. No basta con mirar solo al diez, que jugó de nueve en Elche al inicio, pasó luego a ser extremo derecho y después acabó pisando todo el frente de ataque, sino que el once es más, mucho más, que una amenaza.

Viene casi siempre desde fuera hacia dentro eliminando defensas con tal facilidad -regatea en estático con la misma sencillez que lo hace en velocidad- que resulta casi imposible detenerle. Además, Messi y Neymar han establecido vías de comunicación que hace un año parecían impensables. Se entienden con la mirada. Ocho goles de los 19 de Neymar llevan la firma previa de Messi (42%). Invade el área desde el flanco izquierdo para finalizar con la pierna derecha -lleva 16 tantos con ella, 2 con la zurda y uno de cabeza- siendo, sobre todo, extremadamente preciso en la definición.

FELIZ EN EL ÁREA

Allí donde otros delanteros se angustian, rodeados de rivales, sin espacios apenas para maniobrar ni moverse, Neymar sonríe tranquilo. Ahí dentro, en el corazón del área, parece el brasileño el tipo más feliz del mundo: un prodigioso 65% de acierto en el remate a portería le avala en este curso. Le pegan mucho -es, con 72, el delantero que más faltas recibe en la Liga-, provoca más tarjetas amarillas que nadie (16) y no se arruga. A cada patada responde con otro regate.

Desde que llegó a Barcelona, Neymar ha aumentado en 4.5 kg su masa muscular, trabaja con un fisioterapeuta brasileño, Rafael Martini, traído por él del Santos, y se ve más maduro. «Estoy más fuerte, más fuerte», contó la estrella a O Globo, la cadena de televisión de su país. Trabaja el jugador con un preparador físico privado (Ricardo Rosa, ex del Corinthians y Santos) en un ultramoderno gimnasio que se ha instalado en su casa de Barcelona.

Todo ese plan físico pactado con el Barça, por supuesto. Además de haber cambiado Neymar su rutina alimentaria, trabaja con Martini y Rosa más de tres horas diarias, al margen del entrenamiento azulgrana, en esa íntima reinvención física que está protagonizando para intentar olvidar aquel rodillazo del colombiano Zúñiga que le hizo salir del Mundial de Brasil en camilla.

Pero ahora la industria Neymar industria Neymar(80 millones de seguidores en redes sociales, 17 patrocinadores y 45 empresas vinculadas a su imagen) se justifica por ese maravilloso jugador que sonríe.