El Espanyol sigue firme en Zaragoza

El equipo blanquiazul se aferra a su versión más conservadora para sumar un valioso empate en un encuentro aburrido y sin ocasiones

RAÚL PANIAGUA / ZARAGOZA

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Misión cumplida. El Espanyol ha ido este sábado a Zaragoza a por un punto y ha logrado su objetivo. En un partido aburrido, gris y sin ocasiones, el equipo blanquiazul ha sumado un valioso empate. No ha maravillado su juego. Más bien lo contrario. El encuentro ha sido insoportable. Un tostón en toda regla. Pero el cuadro perico al menos ha mantenido el orden, jamás se ha descompuesto y ha sumado un puntito a base de lucha y oficio que mantiene al bloque catalán en la línea ascendente tomada desde que ha llegado Javier Aguirre.

Ocho partidos lleva el técnico mexicano en el banquillo y solo ha sufrido una derrota, la goleada del derbi ante el Barça. Sus números son incuestionables. Nada que ver con las cifras que se encontró cuando llegó. Si se echa un vistazo al juego, casi es mejor mirar a otro sitio. Sobre todo ayer. Pero cuando se lucha por eludir el descenso, el objetivo primario manda por encima de todo.

AUSENCIAS DESTACADAS

Sin Verdú, sancionado, en el Espanyol ni Apoño, lesionado, en el Zaragoza, ambos equipos perdían a sus dos jugadores más talentosos, los futbolistas que suelen asumir las funciones creativas en el ataque. Las dos bajas, unidas a dos técnicos de corte claramente defensivo, hacían presagiar un encuentro sin ritmo. Esas previsiones se han cumplido a la perfección. A los 10 minutos, no hacía falta ser Einstein para pronosticar un empate a cero de manual al término del choque si no ocurría algo extraordinario en forma de contragolpe o de acción a balón parado. No ha sucedido.

El duelo no ha sido, precisamente, un homenaje al buen fútbol. Más bien un castigo, con dos conjuntos pendientes solo de defender y evitar un susto que de buscar la portería contraria. Alguna aproximación en jugadas de estrategia, algún tirito desde fuera del área para cumplir el expediente y poco más. Contaba Aguirre en la víspera del choque que no podían fallar a los mil pericos que acudieron a La Romareda y no lo han hecho en cuanto a intensidad. La actitud ha vuelto a ser excelente. El juego ha sido otra cosa. En un partido aguerrido, ha brillado hombres como Capdevila y Forlín, que ha disfrutado como un crío rechazando balones y repeliendo todo lo que se movía por su zona.

OCASIÓN DE STUANI

Cuando un equipo se juega la vida, poco importa la imagen. Lo importante son los resultados. Y, en este sentido, Aguirre siempre ha ido de cara. El mensaje grandilocuente de Pochettino ha dado paso a la practicidad más absoluta. El fin justifica los medios. La salvación es la única meta y no importa el procedimiento, solo la consecución del objetivo. Si no está Verdú, no se busca un invento creativo, se opta por un trivote para lograr una mayor presión. Y no pasa nada.

Con esa declaración de intenciones, el choque ha transcurrido sin sobresaltos, con los dos equipos más felices sin el balón que teniendo que conducir el esférico. Un remate de Forlín (m. 9) y un disparo de Baena (m. 21) fueron los primeros avisos pericos, que vivieron siempre pendientes del solitario Sergio García. El Zaragoza, mientras, solo inquietó con una jugada embarullada en la que se tiró Sapunaru (m. 25) y una subida de Álvaro (m. 29). Nada más.

Tras el descanso, el Espanyol ha tenido la mejor ocasión con un centro de Capdevila que ha acabado con un cabezazo de Stuani despejado por el meta Roberto (m. 64). Zuculini (m. 76) ha devuelto el golpe y Kiko Casilla se ha agigantado para evitar la derrota. Los dos equipos se quedaron con uno menos por las expulsiones de Javi López (m. 78) y Sapunaru (m. 81), pero no cambió nada. El portero perico ha vuelto a ser un baluarte en un choque que no pasará a la historía del fútbol.