Un duelo memorable

Empate de 'locos'

El Barça de Guardiola y el Athletic de Bielsa brindan una grandiosa batalla en la Catedral

Valdés, Abidal y Piqué lamentan el segundo tanto del Athletic.

Valdés, Abidal y Piqué lamentan el segundo tanto del Athletic.

DAVID TORRAS
BARCELONA

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En su encuentro en Argentina, Bielsa y Guardiola se pasaron once horas hablando de fútbol. Del juego y de lo que envuelve al juego. Anoche, en su reencuentro, con Pep ya convertido en el entrenador que siempre quiso ser, con menos dudas y más convicciones que entonces, dejaron hablar a sus equipos, y las obras de estos dos locos no necesitaron 11 horas para condensar todo los pensamientos de sus dos creadores. Les bastó una hora y media, una hora y media tan intensa, tan cautivadora, tan emocional como la apasionada manera con la que los dos viven el fútbol. Una hora y media que hizo más honor que nunca a la Catedral porque lo que ahí se escenificó fue un partido celestial.

Un partido grande, grande, grande, que no quiso dejar derrotado a nadie (2-2). No pareció un gesto al azar sino una elección desde el respeto que merecía una actuación tan admirable, un gesto de reconocimiento porque unos y otros se comportaron con la valentía y la nobleza que tanto se echa de menos en este juego. El Athletic tiene mucho menos que el Barça, pero guiado por una mano que no entiende de cobardías dio un ejemplo a todos aquellos que se refugian en las coartadas para justificar su poca dignidad.

Bajo una intensa lluvia, en un campo que aguantó mucho más que cualquier otro el temporal, San Mamés vivió uno de esos episodios que refuerzan su identidad. «Hemos visto más fútbol en 45 minutos que en toda la temporada. Esto solo pasa en San Mamés», proclamó Zubizarreta en el descanso, más orgulloso que nunca de los dos colores de su vida.

ABRAZO FINAL/ Al final, instantes después de que Messi marcara el empate y demostrara un día más que este Barça nunca se rinde, Guardiola y Bielsa se fundieron en una abrazo. «Impresionante. Ha sido un partidazo. Son unas bestias», le dijo el técnico azulgrana a uno de los oráculos a los que acudió en busca de respuestas. «¿Tanto le gusta la sangre?», le preguntó aquel día, hace ya cinco años, el loco ante aquella ilusión por volver al mundo del fútbol. «Necesito esta sangre», fue la respuesta del aprendiz. Esa sangre metafórica corrió anoche por sus venas y por las de todos los futbolistas que protagonizaron un espectáculo enorme.

LUCHA SIN RESPIRO / En un ambiente poco propicio para su estilo, el Bar-

ça de Guardiola dio otra prueba de que su compromiso está por encima de todo. Así que, lejos de ponerse a cubierto, el equipo se plantó frente a los once guerreros de Bielsa, fieles soldados que en poco tiempo ya parecen creer en él a ciegas, y aceptó el desafío. Noventa minutos de lucha sin respiro, agotadores incluso para el espectador, tan poco acostumbrado a que el fútbol se juegue sin coraza de principio a fin. Sin tiempo que perder, con la cabeza alta, la vista al frente, con las protestas y las patadas justas, aunque el Athlétic acabó agarrado a ese perfil más físico cuando andaba más justos de fuerzas y el Barça apretó los dientes. Pero nunca dejó de ser ni honesto ni valiente, un signo de la filosofía que le ha inculcado Bielsa.

Entre dos locos solo podía salir un partido enloquecedor por lo intenso, por la constante batalla de estrategia que libraron Pep y Marcelo, y que, tras los golazos de Herrera y Cesc, a punto estuvo de inclinarse por un rebote, una desgracia a los pies de Valdés, compensada en el último suspiro con el empate de Messi. No merecía el Barça perder tras tanta lucha ni el Athlétic tras competir como no se atreve ni Mourinho.

Un empate celebrado en Madrid, tres puntos por delante, tras el siete a Osasuna. El ruido durante el parón internacional está asegurado. Hacía un año que no se sentía tan líder, pero entonces duró muy poco. Fue justo antes del 5-0 en el Camp Nou. Al Barça le han fallado un poco las cuentas (se ha dejado 8 puntos, 6 fuera del Camp Nou), pero no todo se reduce a sumar y restar. El valor de este equipo va mucho más allá.