BALONCESTO

Djordjevic: "Quiero recuperar el respeto para Serbia, esa es mi misión"

Djordjevic, durante un partido en Granada.

Djordjevic, durante un partido en Granada. / periodico

LUIS MENDIOLA / GRANADA

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De sus seis años en España, tres en el Barça (dos Ligas, una final de Euroliga) y tres en el Madrid (una Liga), dice que guarda los mejores recuerdos. Por su trayectoria deportiva y también por el nacimiento de sus hijas. Tina y Tessa, una en Barcelona y otra en Madrid. Alexander Djordjevic (47 años, Belgrado), leyenda viva del baloncesto, uno de los mejores europeos de la historia, está al frente de Serbia, que hoy se enfrenta a España, con el reto de devolver al gloria perdida a su selección.

-¿Cúanto hay del Djordjevic jugador en su faceta como entrenador?

-Soy exigente conmigo mismo y demando mucho. Lo era como jugador. Cada vez que pisas la cancha  hay que dar el 101%. No se si los entrenadores tuvieron problemillas conmigo, seguramente. Yo pienso que no. Pero tengo pasión por el baloncesto. Me gusta jugar y entrenar. Creo que tenga esa pasión y determinación de querer ganar al adversario. Eso es lo que intento transmitir en cada palabra, en cada gesto.

-Y también la disciplina. Antes del Mundial echó a un jugador, Vladimir Micov (CSKA), de la concentración.

-Si haces un gesto de desprecio en un entrenamiento, que puede ocurrir, lo puedes arreglar de otra manera. Pero no en un partido. Micov no entendió la seriedad del momento. Siempre el jugador es el más importante. Pero el respeto no puede faltar. He tenido buenos maestros: Ivkovic, Obradovic, Pesic, Aíto. Hay desprecio, hay consecuencia.

-¿Es una forma de marcar las nuevas líneas de la selección?

-Para nosotros el baloncesto es sagrado, Y en los últimos años, hemos perdido un poco el respeto al equipo, a la camiseta, al himno nacional, que no tiene ni diez años. ¿Por qué se perdió? Porque todos los que jugaban habían nacido en otro país que ya no existía. Esa relación ahora tiene que crecer y no solo por la guerra. Tiene que ser por el amor, por el respeto. Los jóvenes que llegan tienen que crear respeto sobre los emblemas estatales. Podemos llorarle siempre al estado, que tiene problemas, es pobre, sin industria. De solo  seis millones de personas. No somos España, Francia o Alemania. Somos débiles en estos momentos. Pero con la calidad que tenemos, hay que hacer crecer en nuestro país ese respeto y lanzar un mensaje claro desde la cancha sobre cómo se construye un país por un pequeña parte como el deporte. Es mi objetivo, mi visión.

-¿La caída ha sido dura, porque también Yugoslavia llegó muy alto?

-Así es. Solo hay que repasar un poco la historia de los Mundiales desde el 63 con cinco títulos o ver los nombres, que son impresionantes. Se trata de recuperar de eso. Ese ambiente, haciendo partícipes a todos, a los que están en la NBA o en la liga unviersitaria o también a a los jóvenes, como Stefan Peno, de 17 años, del Barça, al que hubiera traído, si no hubiera tenido dos campeonatos. Es nuestro Ricky si tengo que decir a alguien al que se parece por cómo entiende el baloncesto, por su pase largo, por su envergadura, siempre con la sonrisa. Es un jugador que transmite. Eso es lo que le está faltando al baloncesto.

-¿Puede conseguirlo con la gente que tiene en este Mundial? 

-Mi ayudante, Jovic Antonic, dice que en este Mundial vemos que podemos competir contra todos, como se ha visto en la preparación, a pesar de algunas ausencias. Queremos poner el corazón en lo que hacemos. Gente como Raduljica (pívot sin equipo, cortado por los Clippers), que creció muchísimo. Que tenía una etiqueta y la cambió de forma excepcional. En este momento, las sensaciones y la respuesta de la gente es de entusiasmo. Hemos transmitido algo. Estamos haciendo  una defensa que no sé desde cuándo no se hacía en nuestro país.

-¿Qué plazos se pone para devolver a Serbia a la lucha por el podio?

-Espero que el proceso sea el más corto posible. Pero, sinceramente, en estos momentos nadie nos ve como candidatos a medalla ¿no? Quizás por el nombre. Puede ser. Quizás por la final europea (2009) o el triple de Teodosic en el Mundial de Turquía contra España, que nos llevó a la cuarta plaza. Pero llevamos desde el 2002 sin competir en dos Olimpiadas. Hay todo un proceso antes.

-Asume en este Mundial un cargo de una enorme tradición y presión. ¿Le pesa?

-¿Tú juegas o juegas para ganar? ¿Tiras o tiras para meter? Me gusta esa  presión. Me gusta. La quiero para mí. Era una oportunidad que tuve ocasión de coger antes. Pero debía cumplir un proceso, no solo de unos años de aprendizaje (cuatro años en Italia, en Armani Milán y Benetton Treviso) sino también mental. Hace tres años hablé con Obradovic y con Ivkovic, y les dije: 'si llega la propuesta, cuando lo deje el jefe, estaré listo'. Ahora lo estoy. Me gusta. Ha sido siempre mi objetivo. ¡Joder! Es lo que quiero.  Le he dicho a todo el mundo:  decidme lo que queráis o penséis. Haré lo que pueda. No soy el mejor. No seré nunca el mejor. Pero estoy tranquilo. Transmito mi manera de ver el baloncesto. ¿De qué forma? Vaciándonos en la cancha.

-¿Cuál es la filosofía que quiere que asuman sus jugadores?

-Que nadie es mejor que tú hasta que no lo compruebes en la cancha. En el partido. Nadie.  En mi época de jugador tuve ofertas fuertes de equipo como la Jugoplastika o la Cibona. Pero quise quedarme en el Partizan para ganarles. Con mi gente. Jugar contra ellos, no con ellos. Hay que mostrar carácter y saber encontrar tu rol, tu sitio en los equipos. Yo tampoco hubiera sido nada sin Savic, Bodiroga o Divac al lado.

-¿El ejemplo es España para usted?

-¡Buf! Es un ejemplo enorme. Yo necesito aprender de ellos, o de la organización de los franceses, que han tenido un crecimiento espectacular. Ver cómo lo han construido. Pero se necesitan referentes como Tony Parker, Nowitzki o Kirilenko. ¿Quién puede hacerlo en Serbia? Teodosic puede. Estamos hablando mucho todo este tiempo. Tiene ese talento, quiere esta camiseta…

-Tras conocerse los grupos del Mundial, usted dijo que el objetivo era vencer a España.

-Así es. ¿Por qué? Porque son los mejores. Para mí, es la clara favorita al oro en este Mundial. Más que EEUU. Marca diferencias con su juego colectivo, porque una vez aparece Pau, otras Rudy, otras Navarro o el Chacho Rodríguez, que es un jugador que me encanta, porque es baloncesto puro, lo hace todo de manera tan fácil. Se divierte. Pero también me gusta el carácter de Llull. O el perfil competidor de Rudy, o el de los dos jugadores más inteligentes quizás en los 10 últimos años como los dos hermanos Gasol...