La actualidad azulgrana

"He disfrutado como en el patio del colegio"

Xavi dice que se marcha "con una felicidad plena" y reclama la continuidad del estilo del Barça el día de su despedida

JOAN DOMÈNECH / BARCELONA

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Nadie representa la idea del fútbol del Barça como Xavi. Lo piensan millones de personas. Entre ellas, Joan Vilà, un maestro, en mayúsculas, del cuerpo técnico azulgrana. Un técnico discreto, no por vulgar, sino por reservado, que cuida de la metodología del estilo azulgrana. Un fútbol "complejo", admite Xavi. Difícil de entender y descifrar, aunque consiste en algo tan simple como pasarse el balón y buscar el gol.

Básico y natural. Como el que brota espontáneamente del juego infantil. El que ha aprendido Xavi desde que viajara de Terrassa a Barcelona en una aventura que ha durado 24 años. "He disfrutado como en el patio del colegio y he jugado finales de Copa de Europa y Mundiales", confesó un futbolista que siente una "felicidad plena". ¿Cómo no va a sentir que ha desbordado sus expectativas un señor de 35 años que a los 13 soñaba con jugar en el Barça y a los 17 se conformaba con ganarse la vida en el fútbol?

El jugador más laureado del Barça y de España siente que todavía le falta algo en la hora del adiós. "Sí, un hat trick [un triplete de goles] y marcar un gol de chilena", dijo riendo, "aún tengo tiempo, me quedan tres partidos". Menudencias. Los cambiaría por el privilegio de izar los tres trofeos que se alinean en el futuro inmediato. Solo está garantizado que levantará el primero. La Liga.

Xavi se irá "muy feliz", sintiéndose un privilegiado por haber vivido un sueño, el suyo, que por momentos, también lo dijo, tuvo fases de pesadilla. "No ha sido un camino de rosas", reflexionóY no lo ha sido solo por los malos resultados, que los hubo en el inicio de una curva vacía de copas. El adulto que es hoy el niño que jugaba en la plaza del Progrés de Terrassa sin recordar que había bajado a buscar el pan, sufrió el peso de ser designado el heredero de Pep Guardiola. "Una losa", definió, de lo que se creía una simple etiqueta. "El esfuerzo que me exigía era el doble o el triple que a los demás", recordaba, comparándose con otros jóvenes de la cantera que subieron. Puyol no tenía un referente inmediato al lado, de carne y hueso, al que sustituir y el listón dejado por Ramallets para Valdés era tan antiguo como desfasado.

A la angustia personal de comentarios y maledicencias se sumaba otro complejo de tamaño global. El concepto del estilo, que como proclamó un día Johan Cruyff, "es más valioso que un trofeo". Esa fue la reivindicación para la posteridad de Xavi, agradecido a amigos, compañeros, entrenadores, formadores y todas las categorías laborales de las personas que han trabajado en el Barça. Se va sin enemigos. Otro motivo de satisfacción.

"Hemos tenido que luchar contra la cultura que pedía tíos de metro ochenta cuando las cosas no iban bien. Desde que vino Johan se ha ganado con futbolistas técnicos y de talento y jugando bien, dominando, queriendo ser protagonistas. Nos equivocaremos si volvemos a los físicos o jugar de otra manera", explicó, en un discurso parecido al que pronunció Guardiola poco antes de despedirse. Tal vez desfilaran en ese instante por su memoria Serra Ferrer, Antic, Petit, Rochemback... De Van Gaal recordó los toques que le dio: "Era un sabio que ha sido poco valorado".

La obra, el estilo, se ha perpetuado. Xavi ha sido el hilo conductor que asió su antiguo referente y entrenador. El filamento ideológico quedará en manos de Andrés Iniesta, el nuevo depositario, casi único. Tendrá que resistir el de Fuentealbilla un futuro e hipotético ciclo de sequía. "No me ha resultado fácil. Dudaban de mí porque cuando pierdes, la gente va contra la esencia", reflexionó el de Terrassa. Resistió por cabezota. Y por el amor incondicional, inexplicable, irreal, a la camiseta. "Les echaré de menos. A Andrés, a Leo, a Pedro, a Busi... a todos".

Xavi dice que se va para aprender. No es verdad. Se va porque en Catar quieren que les enseñen qué es el fútbol.