El motociclista que cambió una cita por un podio

Fabio Di Giannantonio, joven piloto italiano de 17 años, sonríe subido en la Honda del equipo del campeón Fausto Gresini, en su box de Misano.

Fabio Di Giannantonio, joven piloto italiano de 17 años, sonríe subido en la Honda del equipo del campeón Fausto Gresini, en su box de Misano. / periodico

EMILIO PÉREZ DE ROZAS / MISANO (Enviado especial)

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Se niega a darme el nombre de su amor. Es lo único que silencia. No es una historia de amor. O si lo es, es una historia de amor por las carreras, por aprender, por llegar al podio, por vencer, quién sabe si por ser algún día campeón.

Esta es una historia universal. La protagoniza el joven italiano Fabio di Giannantonio (Roma, 10 de octubre 1998), pero podría ser la parábola de cualquier otro rookieDiggia, como se hace llamar, corre en el equipo de Fausto Gresini de Moto3 y tuvo un inicio de Mundial desastroso: 0 puntos en los 5 primeros GP. Desde el GP de Italia (Mugello), donde logró el primer podio de su vida (2º), es el piloto, tras el arrollador líder surafricano Brad Binder (102 puntos), que más puntos ha conquistado (92) en las últimas siete carreras.

"HICE EL RIDÍCULO"

Diggia les explicará su transformación. "Cuando Fausto me dijo si quería correr el Mundial no me lo podía creer. Un sueño. Cuando empecé el campeonato no quería estresarme y pensaba que haciendo lo que había hecho el año anterior en el campeonato italiano, donde estuve peleando por el título hasta el último día, era suficiente. Pero, en las cinco primeras carreras del año hice el más absoluto ridículo".

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También en Jerez, sí. Pero allí, Diggia vivió un flechazo. Los ojos de la sevillana que aguantaba su sombrilla en la parrilla le fascinaron. Se enamoró. Pero su carrera siguió siendo un desastre: se cayó cuando iba 14º. Al acabar la carrera andaluza, Fabio, despreocupado por su destino (de momento), le dijo a la chica que, pasado Le Mans, la visitaría en Sevilla. El arco iris, que unía de Roma con Sevilla, se llenó de whatsapps diarios. Un no parar. Y llegó Le Mans. Y la caótica ruta de Diggia no cambió: salió 17º y acabó 13º. "¡Ho fatto cagare!", gritó Di Giannantonio al entrar en su box, tras semejante desastre.

GOLPE EN LA MESA

Acabada la carrera, Gresini arrinconó "cariñosamente" a Diggia y le hizo ver que no tenía sentido que «con el potencial que tienes, Fabio, no te lo tomes en serio». Lo curioso es que Di Giannantonio creía que sí se lo estaba tomando en serio, que se estaba dejando la vida. Pero no era así. «Volví a Roma con las orejas gachas. Hablé con mis padres, Ivan y Sonia, y ese día decidí cambiarlo todo».

Diggia llamó a su amiga mientras rompía los billetes que había comprado para ir a Sevilla y anulaba el hotel junto a La Giralda. «Lo siento, he de tomármelo en serio, te prometo que nos veremos, pero no puedo seguir así». Y Fabio cogió la maleta y a sus dos amigos del alma, Pietro, de 20 años, estudiante de Farmacia, y Fabio, de 23, estudiante de Ingeniería, y se instalaron en Rimini, junto al circuito de Misano, y pegadito al pueblo de San Clemente, donde vive el maravilloso Fabrizio Cecchini, su técnico y el hombre que hizo campeón de Moto2 a Toni Elías.

SENTIRSE PROTEGIDO

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Nuestro héroe romano se entrenó "como una bestia" durante los quince días previos a Mugello. Llegó el domingo y se subió al podio, tercero. "¡Porca misera, podio!", gritó al cruzar la meta. Y, desde entonces, o ha estado en el podio o lo ha acariciado. Ya volvemos a buscar vuelos para Sevilla. Ahora sí, ya sabe de qué va esto. "Si algo he aprendido estos meses es que o estás dispuesto a machacarte, a no pensar en otra cosa que no sea tu objetivo, o mejor lo dejas. Aquí, si te despistas, hay 30 jabatos que te pasan por encima. Y eso es algo que has de aprender tú solo, nadie puede enseñártelo. Eso sí, la gente que está a tu alrededor, debe arroparte, comprenderte y ayudarte, pero nunca juzgarte. Es horrible sentirte juzgado por los tuyos".

Y una reflexión más, también universal, válida, cómo no, para todos los rookies del mundo: "Después de haberme maltratado para lograr el primer podio, no quiero ni pensar lo que tendré que hacer para ganar un gran premio. ¡Uf!".