«Lo del toque y la posesión ya lo hacíamos nosotros»

Ignacio Quereda rodeado por las jugadores españolas a su regreso de la República Checa, el jueves pasado en Barajas.

Ignacio Quereda rodeado por las jugadores españolas a su regreso de la República Checa, el jueves pasado en Barajas.

CARLOS F. MARCOTE
MADRID

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Diez años después de llevar a España sub-19 a conquistar el Campeonato de Europa, Ignacio Quereda Laviña (Madrid, 1950) ha logrado por fin meter a la selección española absoluta en un Mundial. Su permanencia en el cargo, al que llegó en 1988 junto con el presidente de la federación, Ángel María Villar, le convierten en un caso único.

-Dice Vero Boquete, una de las líderes de la selección, que para las jugadoras estar en un Mundial es como para Alemania o Estados Unidos jugarse el título en la final.

-Estoy de acuerdo. Nuestro nivel todavía no está a esa altura pero es un hecho que poco a poco acortamos distancias. El siguiente paso era estar en un Mundial y vamos a estar. En España, el fútbol femenino empieza en 1983 y en esos países centroeuropeos y nórdicos llevan 40 o 50 años. Luego está el tema cultural y educacional. Hasta hace poco aquí éramos bastante reacios a aceptar a la mujer  en deportes como el fútbol. Hoy, gracias a esa sensibilización que a nivel social se va consiguiendo, a los resultados y a que se va divulgando incluso con partidos televisados, se va superando y cada vez estamos más cerca de una aceptación definitiva.

-¿Están los resultados por encima de la realidad del fútbol femenino?

-Llevamos una línea atractiva, pero no hay ese nivel de competitividad que encuentras cuando te enfrentas a equipos europeos y selecciones nacionales. Existe esa pequeña diferencia y los resultados que se están obteniendo no se los esperaba nadie. Eso es debido a la calidad, a la entrega y el compromiso que tienen las chavalas porque son ellas las que están sacando los partidos adelante. Somos el país número 20 o 21 de Europa en fichas, unas 28.000 por más de un millón en Alemania y más de 200.000 en los países nórdicos. Pero nuestras  niñas atesoran una calidad técnica impresionante y ese hándicap físico que aún tenemos respecto a otras selecciones se está superando a base de buen juego y compromiso.

-Algo tendrá que ver usted después de 26 años como seleccionador.

-Con mucha paciencia, mucha ilusión, manteniendo un paso a paso continuo y no yendo muy deprisa para no darnos el batacazo. Siempre digo a las chavalas que, aunque a mí me gustaría ir más deprisa, los pasitos que damos, aunque sean más cortos, como van bien asentados nos dirigen hacia una progresión y un futuro francamente halagüeño.

-Ya es raro que cuando los resultados no llegaban no le movieran la silla.

-Quizá es un fútbol que todavía no está suficientemente divulgado, que no tiene los alicientes económicos del masculino y por lo desconocido quizá da un poco temor meterse en él. Por lo que sea, la gente aún no da el paso de ansiar entrenar a un equipo de chicas. Eso es una realidad.

-¿Abrirá muchas puertas esta clasificación?

-Si llegamos a un consenso a nivel de clubs y de federación esto tiene que marcar un antes y un después. El crecimiento a nivel económico ayudaría mucho al desarrollo del fútbol femenino porque hay chavalas que están dejando de percibir un sueldo o cogiendo días de vacaciones para venir a la selección. Viven de su trabajo y tienen dificultades en sus empresas. Las pocas profesionales que hay están fuera, pero no les da para más que hacer unos ahorros que les ayuden a la hora de buscar un trabajo o ejercer su carrera. Falta un poco de sensibilidad a nivel social.

-Al menos tienen ahora unas instalaciones de primer orden.

-Hasta que se hizo la ciudad deportiva en Las Rozas éramos un equipo errante, íbamos de prestado a los campos de Móstoles, Torrejón, Arganda, Ciudad Pegaso… Recorríamos muchos sitios de la geografía madrileña y también de la catalana porque utilizábamos mucho el CAR de Sant Cugat. Ha habido un salto de calidad impresionante.

-¿Se ha aprovechado en algo el tirón de la Roja masculina en estos años?

-De algún modo ha tenido una pequeña repercusión a la hora de ver que también hay una Roja femenina. Pero lo que tiene que marcar un antes y un después son los resultados.Después de la clasificación para la Eurocopa del año pasado y de la del Mundial ahora, a ver si subimos ese último peldaño de meternos en los  Juegos Olímpicos, que tiene que salir del Mundial, no es como en el fútbol masculino. Es otro sueño que queremos hacer realidad. Mi ilusión es que el día que me vaya este fútbol femenino esté consolidado. No hay marcha atrás, es evidente, pero hay que dejarlo en disposición de dar unos pasos definitivos adelante.

-¿Está pensando en irse ahora que ha abierto las puertas del Mundial?

-Hoy por hoy no, y menos con las alegrías que me dan estas niñas y cómo consiguen retenerme de esta manera. Otra cosa es que no tuvieras la satisfacción de los resultados y de cómo se comportan. Me siento obligado con ellas para devolverles algo de lo mucho que ellas me dan a mí, por lo menos a nivel moral.

-Ángel Villar tampoco se lo plantea.

--Si sigo al frente de la selección es por ese compromiso que el presidente adquirió conmigo en 1988 y que ha ido renovando legislatura a legislatura. Soy consciente, de cualquier modo, de que todo tiene un principio y un final. Ese final estará más cerca que lejos, pero a día de hoy ni me lo planteo. A nivel humano y personal, mi relación con el presidente es muy estrecha y muy cercana, con un cariño tremendo.

-¿Es la selección masculina su gran referencia en cuanto al estilo?

-Eso se dice ahora, pero nosotros jugamos de esa manera mucho antes. El hándicap físico solo lo podíamos combatir con el toque y la posesión del balón y de esa manera controlar el tempo del juego y del partido. Cuando la selección masculina incorpora esa filosofía se divulga lo que nosotros veníamos haciendo y la gente se da cuenta ahora de que es el mismo estilo, pero es algo que nosotros ya practicábamos. Se hace también en los clubs y eso nos ayuda muchísimo en la selección y nos facilita mucho el trabajo porque las chicas vienen con esos conceptos aprendidos, cosa que no existía cuando yo empecé en 1988.