Cruyff: "Debe haber algo ahí arriba"

Pese a haber vivido en Barcelona durante muchos años, con Johan Cruyff, cosas de holandeses, hablábamos del tiempo, y de la vida y sus casualidades, y de la muerte y del más allá...

Imagen de homenaje a Cruyff en el Amsterdam Arena.

Imagen de homenaje a Cruyff en el Amsterdam Arena. / AFP / FRANCK FIFE

EDWIN WINKELS

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Hablamos del tiempo, de verdad. Del sol que brilla desde lejos sobre el azul del Mediterráneo y penetra por los ventanales del majestuoso edificio en la ladera del Tibidabo. De su polo, las mangas cortas, a principios de febrero. De su cara y brazos ligeramente bronceados.

Entonces pronuncia una de esas frases tan suyas. «No te das cuenta si no estás aquí».

Después de tantos años es más fácil comprenderlo. Johan Cruyff quiere decir: si no sabes lo que es levantarte 300 días al año y salir de casa bajo un cielo azul y plácido, nunca lo podrás echar de menos. Pero si ya estás tan acostumbrado a que el día ya te sonríe desde el amanecer, entonces un cielo gris y lluvioso se hace insoportable.

«Ya después de mis cinco años aquí de futbolista no podía sin ese cielo azul», dice Johan.

En Barcelona el sol brilla una media 2.486 horas al año; en Amsterdam, 1.524. Una diferencia de dos horas y tres cuartos al día. Sí, de verdad, estamos hablando del tiempo.

«Me gusta ir a Holanda de vez en cuando, sobre todo cuando puedo hacer cosas bonitas, pero si durante semanas solo veo nubes y nubes ya estoy deseando regresar a Barcelona», dice.

NOS ENTENDEMOS

Es febrero del 2009 cuando hablamos del tiempo. Cruyff lleva viviendo poco más de 20 años en Barcelona. Yo también. Es la primera vez que hablamos del tiempo, creo. Usamos la misma palabra: trivial. Parece trivial señalar al tiempo como una de las principales razones para encontrarte a gusto en un lugar. Pero no es así. El sol, el calor te hacen otra persona. Más alegre, efusivo. Más informal. Te hace disfrutar más del día, de la vida. Somos holandeses, nos entendemos, sabemos de que hablamos. Del tiempo. «No te das cuenta si no estás aquí».

Pero también hablamos de la vida. Y de la muerte. He traído fotos para una entrevista diferente. Fotos de su vida, de momentos y de personas. Su primer premio como futbolista, aún un adolescente; un paseo con su perro, un colly, que ya murió; de la final del Mundial de 1974; del día de su boda...

"SEGUIMOS JUNTOS"

A Danny siempre le ha gustado la vida de aquí, el tiempo, la gente. Ha viajado muchas menos veces a Holanda que su marido. Johan observa la foto de la boda. «Yo tenía 21 años, ella 19. Y aún seguimos juntos». Hace poco fue su 40 aniversario de boda. «Pero eso ha sido más mérito de ella que mío. Cuando el marido está continuamente de viaje y toda su vida tiene gente alrededor suyo, entonces como esposa debes tener una gran capacidad de encaje. Encima con tres hijos, y muchos rodeos por el mundo. Pero seguimos juntos…»

Hay una foto de sus hijos, Chantal, Susila y Jordi; y de las personas que han marcado su vida. En una sale su padre, Manus, en una foto vieja, de los años 50. En otra, juntos, su madre Nel, su padrastro, el tío Henk, y su suegro, Cor Coster, todos fallecidos en el último año. Johan Cruyff se queda en silencio. «Tenía 90 años», dice de su madre, que vivió esa larga vida lejos de los focos que iluminaban siempre a su hijo. Toca suavemente la foto. «Todos han sido muy importantes en mi vida, cada uno a su manera».

Al lado hay dos fotos del propio Johan, una con un cigarillo entre los labios, otra con un chupa-chups, unos meses después de que una doble bypass le salvó el corazón y la vida. Siempre tuvo miedo de morir tan joven como su padre Manus, que falleció a los 45 años de un infarto. En el caso del hijo, los médicos llegaron a tiempo; tenía 43 años cuando le dieron una prórroga a su vida, según me lo describió sentado en la cama de la clínica el día que la abandonó. Por primera vez le vi frágil a ese entrenador tan duro y severo.

DEJAR DE FUMAR DE GOLPE

«Nunca más volví a tocar un cigarillo», dice, viendo la imagen del chupa-chup. «Mucha gente me dice: '¿cómo puede ser, fumar tanto y dejarlo tan de golpe?' Porque es mucho más sencillo cuando te dan un aviso de este tipo. En la vida, te empujan hacia una dirección. Las cosas que me han pasado no son casualidad. Muchas cosas. Esto, pero también los lugares donde he jugado al fútbol, a quién he conocido, qué he aprendido. Debe haber algo, ahí arriba… Si no, no puede ser».

Johan mira hacia arriba, al techo alto del edificio de su Fundación, en Bonanova; en los rayos del sol se ve flotando el polvo.