"Corres... y todos los chicos detrás"

Elena Congost quiere batir este domingo el récord mundial en su categoría de invidente

El Camp Nou es otro de los lugares emblemáticos que bordea el maratón. Elena Congost corre, junto al césped.

El Camp Nou es otro de los lugares emblemáticos que bordea el maratón. Elena Congost corre, junto al césped. / periodico

SERGI LÓPEZ-EGEA / BARCELONA

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¡Dichosa bronquitis! ¿Por qué a todos los participantes les salen los males a pocos días de disputar el maratón? A todos, sin excepción, cuando no les duele un músculo, aparece la tos y hasta la fiebre, grados de temperatura que pueden enturbiar semanas de preparación. Elena Congost no es la excepción, a pesar de que muscularmente está preparada para conseguir mañana el récord mundial de maratón en su grado de deficiencia visual. Ya posee los registros planetarios en las distancias del medio maratón, de 3.000 y de 5.000 metros, al margen de la medalla de plata de los 1.500 metros en los Juegos Paralímpicos de Londres.

Elena ve sombras, no distingue bien el ambiente que le rodea, no ve la entrada de la curva hasta que la tiene encima; en ocasiones, debe chillar para apartar a la gente y, encima, Roger Esteve, que es su entrenador en el Club Atlètic Manresa, se ha lesionado y no podrá dirigirla este domingo en los 42,195 kilómetros. Otro contratiempo para una de las mejores atletas paralímpicas españolas. «Tendré que ir sola. Por eso, lo que más temo es el tropezón. Alguna vez me he caído, sobre todo campo a través. No necesito un guía propiamente dicho, pero sí va estupendo tener a una persona a tu lado que te va indicando los obstáculos del camino, las curvas, los estrechamientos... Lástima que Roger se haya lesionado en la espalda».

Esteve, sin embargo, ha preparado los avituallamientos y los lugares estratégicos para animarla. Se moverá con la ayuda del metro. Y lo hará con su pareja y con Jordi Riera, que fue gimnasta y que cuando vivía en el CAR de Sant Cugat conoció a Elena... cosas del amor. Entre todos la apoyarán en un maratón en el que pretende pulverizar, un récord del mundo, situado ahora en 2 horas y 59 minutos. «Debo correr por debajo de las tres horas. Hice un test de 32 kilómetros y salió bien». Si al final las fuerzas, o la bronquitis complican sus intenciones, cambiará de otro objetivo: alcanzar cuanto menos la mínima de 3 horas y 13 minutos, que ya la clasificaría para el maratón paralímpico de Río de Janeiro. «Será el gran reto del 2016; en función del tiempo que haga en Barcelona me plantearé acudir o no a otros maratones. Tengo invitación para Londres, pero la carrera llega demasiado pronto -se disputa el 26 de abril-. Además mi siguiente desafío se centra en conseguir el récord mundial de los 10.000». Y corre, corre, aunque no soporta que siempre los chicos se le pongan a rueda. «Cuando ven a una chica en carrera, todos se ponen detrás y no dan un relevo. Siempre pasa igual».