EL DESENLACE DE LAS SEMIFINALES

La Copa se queda sin derbi

El Barça se planta en otra final, que pedirá jugar en el Bernabéu, pero el Athletic frustra la gran ilusión del Espanyol

Messi sostiene a Neymar tras el 0-1 en El Madrigal, en presencia de Luis Suárez

Messi sostiene a Neymar tras el 0-1 en El Madrigal, en presencia de Luis Suárez / periodico

DAVID TORRAS / BARCELONA

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Habrá que seguir esperando una cita que se hace rogar. Ramallets, Olivella, Brugué, Segarra, Vergés, Gensana, Basora, Villaverde, Martínez, Kubala y Sampedro contra Vicente, Argilés, Cata, Faura, Gámiz, Casamitjana, Ruiz, Sastre, Cruellas, Oswaldo y Moll se mantienen como testigos de la única final catalana (1957). Fue en Montjuïc, ante el Generalísimo. Ha pasado de largo el rey Juan Carlos y el estreno de Felipe VI no tendrá el aire especial de un Barça-Espanyol. El Athletic, fiel a la Copa, silenció Cornellà en una noche de lágrimas y se plantó ante el Barça para lanzarle otro desafío que por repetido no deja de tener encanto.

La amistosa marea azulgrana y rojiblanca, salpicada de 'senyeres' e ikurriñas, que ya recorrió Valencia (2009) y Madrid (2012), se repetirá el 30 de mayo en una sede por decidir, con la Liga cerrada y a una semana de la final de la Champions. El Barça comparecerá por quinta vez en siete años como el rey de copas que es. El Espanyol se quedó en la orilla después de haber llegado muy lejos y haber superado grandes obstáculos, como el Sevilla y el Valencia. Pero en el último paso, cuando lo tenía muy cerca, sufrió un tremendo mazazo.

Cornellà se había preparado para una gran noche y acabó viviendo una de esas que deseará olvidar. Y le costará. No hubo apenas ni tiempo para ilusionarse. El Athletic blando al que perdonó la vida en San Mamés resucitó con la fiereza que suele mostrar cuando tiene la Copa a tiro. No hubo nada que hacer.

En El Madrigal, el suspense que planeaba, ni que fuera por el ambiente de remontada que se vivía, duró muy poco. Messi no es de los que deja las cosas para mañana, y no dejó pasar ni tres minutos para sacarse uno de esas asistencias que le hacen estar muy por encima de todos. Y ahí apareció Neymar, igual que lo haría al final después de haber dejado por en medio un partido poco lucido y algún exceso chupón. Total, que nada más empezar ya todo parecía bendecido.

No fue así porque, aún sin llegar a correr riesgos, el Barça se dejó hacer y al empate del Villarreal le siguió una largo tramo que invitaba a cruzar los dedos ante el posible 2-1 y un final desatado. Pero no hubo susto. Pina fue expulsado, Suárez acudió a la cita con la fidelidad de siempre y que ha recuperado después de un tiempo de extravio. Así es este Barça, capaz de matar a cualquiera en un fogonazo aunque el juego no le acompañe. Necesita muy poco para ser contundente.

¿Sede con polémica?

La final queda lejos, y ahora solo se trata de decidir la sede. El Barça no tiene dudas sobre la que prefiere. Josep Maria Bartomeu dio unos cuantos rodeos para no decir en voz alta lo que se da por hecho de puertas adentro. "Queremos un estadio con la máxima capacidad que no sea el nuestro, que sea muy grande", comentó, evitando pronunciar el nombre que todos tienen en la cabeza. Lo hizo de pasada, como si fuera uno más. Y no lo es."El Bernabéu, el CalderónMestalla", añadió. El Barça quiere la final en el Bernabéu y así lo hará saber a la federación.

Un foco de tensión a la vista ante la más que probable negativa del Madrid a cederlo, como ya ocurrió en el último duelo frente al Athletic (2012) y que acabó en el Calderón. Entonces, la excusa fueron unas obras de reforma en los lavabos. Una mala excusa. Tal vez se repita, o ni eso, y Florentino diga a las claras que no hay nada que hablar. Que el Barça ya tenga un título a la vista no hace gracia y que pueda ganarlo en el Bernabéu, menos. Y, luego, ya se sabe, reaparecerá la polémica de siempre. Con otro rey. Y el mismo himno.