EL DESENLACE DE LA RONDA ESPAÑOLA

Contador casi se cae antes de la batalla finalSClB

El líder de la Vuelta se llevó un buen susto el día previo a la subida a Ancares

Contador, ayer, protegido por sus compañeros de equipo.

Contador, ayer, protegido por sus compañeros de equipo.

SERGI
LÓPEZ-EGEA

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«Más vale una tierra con árboles en los montes que un Estado con oro en los bancos», decía Castelao de su noble Galicia, de sus montañas, como Ancares, allí donde se decide la Vuelta, allí donde Alberto Contador, siempre líder, siempre de rojo, solo debe estar pendiente de un ciclista, Chris Froome, siempre atacando, siempre de azul. Si se le escapa tendrá un problema. Y si le saca más de 1.19 minutos, entonces, adiós a un objetivo que ayer, inesperadamente, casi se trunca por una caída.

Cuántas veces se ha dicho que el ciclismo es el deporte rey en la improvisación. Tras una curva nunca se sabe lo que puede ocurrir. Y más si a Samuel Sánchez, que sigue siendo junto a Vincenzo Nibali el ciclista que mejor baja los puertos, se le ocurre fugarse. Todos en fila india tras el veterano corredor asturiano, tras el campeón olímpico de Pekín. Todos muy rápidos. Las ruedas casi pegadas. Contador detrás de los Sky, de Dario Cataldo, al que se le escurre la bici. Trompazo terrible, unos segundos aturdido en la cuneta...

Una, dos y hasta tres veces... Piruetas de Contador en la bici, que no se ven en directo. Lo cuenta el líder de la Vuelta al llegar a Cangas. «Me he librado de la caída por muy poco. Casi ni sé cómo he conseguido dominar la bicicleta». Contador que trata de no perder la compostura, pero cuando ha visto tan cerca la caída, el recuerdo del Tour, la rodilla maltrecha, es normal que se pierdan algunas posiciones en el pelotón, en los repechos junto a la ría de Vigo. Y menos mal que no llovió con un Contador que en el último kilómetro hace un esfuerzo suplementario para no volver a entregar segundos de regalo antes de la sentencia de Ancares, en un día que no fue de tregua, con el pelotón fragmentado, grupos y más grupos, en una etapa en capítulos.

PRESELECCIONADO AL MUNDIAL / Las miradas siempre puestas en el jersey rojo (incluido en la preselección para el Mundial pese a su renuncia), el que no respondió a Froome en el Monte Castrove, el ciclista que ayer se pasó la fase decisiva de la etapa pendiente del británico como deberá hacerlo hoy en Ancares, la cima más dura de esta edición, mucho más que La Farrapona. «Si al llegar a la Vuelta me dicen que ahora estoy de líder no me lo creo. Por eso, en Ancares, tendré que dar el empujón final». Ya no le preocupa ni Valverde (tercero) ni Purito Rodríguez (cuarto), aunque al trío los una el desamor. «En esta Vuelta hay un corredor exigente y duro, que es el segundo de la general, que es Froome, y que en Ancares endurecerá la carrera para pasarme. Si tengo un mal día 1.19 minutos de ventaja, en unas rampas tan duras, no es una diferencia para estar tranquilo».

TRIUNFO AUSTRALIANO / Los montes de Castelao esperan hoy a Contador, en una subida que le gusta más que la del jueves, porque a él le van las ascensiones maratonianas. Contador corre en casa y en su terreno. Froome lo hace de visitante pero las cimas también son su especialidad. La Vuelta no está cerrada, tiene vida, como ciclistas que la quieren correr año a año, aunque solo uno, y lleva tres temporadas, la afronta después de participar en el Giro y en el Tour. El nuevo Marino Lejarreta del pelotón es australiano y se llama Adam Hansen, el ganador ayer, en solitario, en Cangas, junto al mar.