LA JORNADA DE LIGA

El Espanyol se inmola ante Osasuna (0-3)

El colista de Primera desangra a un equipo que ha acabado muy tocado y abucheado por la afición

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Osasuna, el colista, ha desangrado este sábado a un Espanyol que ha acabado pidiendo la hora para salir del césped cuanto antes. El grupo de Mauricio Pochettino tenía la oportunidad de salir de los puestos del descenso, pero su mal juego ha permitido a un Osasuna muy justito y nervioso llevarse los tres puntos. Todo un regalo entre el enfado de los pocos aficionados que se han quedado hasta el final. El Espanyol ha acabado muy herido, y la grada, peligrosamente dividida.

"Vamos a sufrir", afirmó Pochettino en la última rueda de prensa en Sant Adrià. "Osasuna es un equipo incómodo que saca lo peor del rival", advirtió. Después de cuatro jornadas de la Liga sin perder, de estar cerca de la salvación, de haber estudiado a fondo el juego de los rojillos, un equipo que no hanía ganado ningún partido lejos de Pamplona, el técnico argentino se ha decantado por cambiar piezas y también por cambiar el dibujo táctico. Del 4-2-3-1 se ha pasado a un 4-4-2 en rombo como el día del Atlético.

Planteamiento fatal

Este cambio, esta idea de Pochettino, ha resultado fatal para el equipo, que ha concedido muchos minutos a un Osasuna que se ha crecido en muchas fases por culpa de la indefinición periquita, un Espanyol sin referencia arriba, ni peso en el centro del campo, ni seguridad atrás. El grupo de Pochettino, que ha llegado a esta jornada tras cuatro partidos sin perder, ha dado la sensación de que el colista, de que el equipo condenado al infierno de la tabla, era el Espanyol.

Osasuna se ha adueñado de todo desde el primer minuto. Ha sacado tres córners en los primeros tres minutos, ha tocado y tocado con una facilidad pasmosa, tanto que parecía el Bayern, mientras que el cuadro local ha sudado sangre para hilvanar una jugada de cuatro pases. Los jugadores blanquiazules ni siquiera se han envalentonado cuando la seriedad defensiva del rival se ha venido abajo por un simple centro de Raúl Rodríguez.

El Espanyol ha logrado un córner de la nada gracias a los lógicos nervios de la zaga del colista (m. 7). Del saque de esquina, Verdú pudo batir al portero visitante. Luego han llegado dos centros de Sergio García y Víctor Álvarez, pero el sistema elegido por el míster blanquiazul ha lastrado el juego perico, sobre todo en ataque.

Osasuna ha seguido con su guión. Amordazado el juego catalán, los navarros han continuado pisando fuerte y buscando la portería local. Ha cabeceado Kike Sola con peligro (m. 19) y dos minutos después Cejudo ha fusilado a Cristian Álvarez al recoger un balón muerto de un rechace, justo en el minuto Jarque, en el 21. Esta ha sido la primera vez que el rival ha marcado en ese espontáneo homenaje de la grada en recuerdo del capitán de Cornellà. El socio ha seguido aplaudiendo, no ha parado. Hasta el árbitro, un debutante en Primera, se ha extrañado. El público ha pitado al finalizar ese minuto.

En caída libre

Pochettino ha retocado el sistema y el equipo ha creado sus mejores ocasiones al final de la primera parte. Víctor Sánchez (m. 39) y Stuani han tenido el gol del empate en sus botas (m. 40). El Espanyol ha vuelto a regalar muchos minutos a un rival con una moral de cristal que se ha aprovechado de los errores locales, en el césped y en el banquillo.

El entrenador argentino ha sacado toda la artillería en la segunda mitad (Simao y Longo) y el equipo ha ofrecido su mejor juego. Pero no le ha acompañado la suerte, porque Longo y Verdú han enviado sendos balones al palo en tres minutos (m. 58 y 61). El equipo catalán ha buscado el empate hasta que otra vez, como hace unas jornadas, han llegado los errores individuales y colectivos.

Ha fallado Verdú y Kiko Sola ha marcado (m. 62). Han fallado Colotto y otros más, y Onwu ha redondeado la goleada (m. 77). El equipo ha disputado los últimos minutos sin cabeza, sin organización, sin pulmones, sin sangre, sin alma. Y sin público. Y con una grada dividida. El Espanyol ha acabado muy tocado. Herido. Con gritos de la afición contra los jugadores. La imagen de un club en caída libre... a Segunda.