Convivir con los tiempos que corren
Sergi López-Egea
Periodista
Periodista especializado en ciclismo desde 1990. Ha seguido regularmente el Tour como enviado especial desde 1991 al igual que la Vuelta, varias ediciones del Giro, la Volta y Mundiales de la especialidad. Autor de los libros 'Locos por el Tour' (con Carlos Arribas y Gabriel Pernau, RBA), 'Cumbres de leyenda' (con Carlos Arribas, RBA y reedición en Cultura Ciclista), 'Cuentos del Tour', 'Cuentos del pelotón', 'Cuentos del equipo Cofidis' y 'El Tourmalet', todos ellos de Cultura Ciclista.
SERGI LÓPEZ-EGEA
Hasta que a Nicolas Sarkozy (2007), en su primer año de mandato como presidente de la República Francesa, le dio por visitar el Tour y proclamar su cariño hacia Luis Ocaña y Miguel Induráin no se habían visto tantos y tantos policías en una llegada de la grande boucle. François Hollande mantuvo la costumbre de su predecesor en el Palacio del Elíseo y cada año se ha dejado ver en la ronda francesa. El día de la visita presidencial se reforzaban todos los dispositivos y el enviado especial sabía que en esa etapa tendría complicado moverse por la zona de llegada.
Sin embargo, el año pasado comenzó a cambiar todo. Policías en cada rincón, gendarmes con chalecos antibalas, como los que llevaron los agentes que custodiaban la ascensión a La Toussuire, donde Nairo Quintana atacó a Chris Froome, y hubo un ambiente de seguridad exagerado en los Campos Elíseos con cientos de policías movilizados, prácticamente uno en cada metro de la más famosa avenida de París.
En el Tour del 2015 se estrenaron los registros para acceder al village, la zona acotada a invitados de la carrera donde se entregan regalos y se degustan productos gastronómicos regionales. Además se limitó a personas con acreditación la entrada a la zona del aparcamiento de los autobuses de los equipos, el único lugar en el que los aficionados pueden ver de cerca a los corredores y conseguir una foto, un selfie o un autógrafo tradicional.
Esta primavera ya fueron solemnes las medidas de seguridad en la París-Roubaix, disputada el domingo 10 de abril, la primera gran carrera del año 2016 en el calendario internacional francés. Organizada por el Tour, allí se ensayaron las normas con las que habrá que convivir en julio y con registros, hasta entonces nunca vistos, para acceder a toda la zona vallada de salida y una notabilísima presencia de vigilantes privados en el velódromo de Roubaix. Son los tiempos que corren.
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