Carlos Agudo: «El pimpón me ha permitido viajar y tener muchos amigos»

Carlos Agudo, jugador de tenis de mesa de los Special Olympics.

Carlos Agudo, jugador de tenis de mesa de los Special Olympics. / periodico

RAÚL PANIAGUA

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Empezó de casualidad, jugando por afición. Aún recuerda con emoción aquellos fines de semana que acompañaba a su padre Josep a jugar al tenis y él se divertía con las palas de pimpón. Emilia, su madre, le decía una y otra vez: «Carlos tienes que hacer deporte, te vendrá muy bien». Y el tenis de mesa se convirtió en su mayor ilusión, en su deporte inseparable a partir de los 16 años, cuando comenzó a practicarlo en el club San Rafael, un centro ubicado en Reina Elisenda, donde se potencia el deporte para personas con minusvalías.

Carlos Agudo, de 38 años, tiene una hemiplejia, que consiste, en su caso, en una reducción de la movilidad del lado derecho del cuerpo, causada por una maldita meningitis que sufrió a los 5 meses. Trabaja como recepcionista en el Taller Escola Barcelona (TEB) de Sant Andreu, donde también practica el pimpón.  «Le cambio el turno un día a mi compañero para poder jugar. El club San Rafael estaba muy lejos de casa. Ahora me va mejor. El pimpón me ha dado mucho, me ha permitido viajar y tener muchos amigos». Atento, alegre y afable, sonríe recordando experiencias. «Una vez en un viaje iba con una camiseta como la del Sant Andreu y me pidieron que firmara autógrafos, fue muy divertido. Mi hermano Javi alucinaba». Carlos ha participado en varios torneos en Lloret, Asturias, Valencia, Pamplona, Madrid... Sin embargo, este fin de semana no estará en Calella. «Necesitaba un descanso, un año sabático, pero a lo mejor voy a animar a mis amigos».

Convivencia y buen rollo

Emilia destaca las facilidades del TEB para acercar el deporte a las personas con discapacidades. Carlos también ha practicado el tenis y la natación. «Ahora estaba un poco saturado, pero sigue muy ilusionado con el pimpón y pronto volverá. A nosotros también nos va bien porque se establece una bonita convivencia entre los padres. Hay muy buen rollo», confiesa la madre.

En el tercer piso del TEB entrena con dedicación y maestría. Allí tienen tres mesas y un buen espacio para practicar su deporte favorito. Todo lo hace con la mano izquierda, con una técnica de saque excelente y un gran dominio de todos los golpes. Desde el momento en que saca sus palas de la funda, se percibe su pasión por un deporte que le ha ayudado mucho.