LA NUEVA PASIÓN DE UN MITO DEL MOTOCICLISMO

El campeón que susurra a los caballos

Crivillé competirá el sábado con Inguru en el campeonato de España de 'raids'

Mimos 8 Àlex Crivillé acaricia a Inguru en su finca de Taradell.

Mimos 8 Àlex Crivillé acaricia a Inguru en su finca de Taradell.

EMILIO PÉREZ DE ROZAS / Barcelona

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A Lolo, un gracioso cazador, que jamás ha levantado una perdiz, le pide que deje de corretear. A su perra Tina, que lleva media hora durmiendo, con sus orejas tiesas, le pide que salude al recién llegado. Y ella, ni pestañea. Detrás, en un tiovivo, automático, con la pista de caucho --yo diría que es del mismo tartán sobre el que galopa Usain Bolt--, Blaki, Afissa, Kola, Saida, Magdan y Linka, seis de sus corceles, dan vueltas sin parar, sin gastarse pero sin detenerse.

Las aspas del tiovivo, coronadas por unas inofensivas rejillas, les acarician graciosamente el culo en caso de que tengan la tentación de pararse.«Es como si corrieran sobre la cinta de un gimnasio», dice Àlex Crivillé mientras observa cómo sus dos jovencísimos mozos de cuadra peinan al navarro Inguru, de 11 años, su caballo preferido, con el que espera hacer un buen papel, el próximo sábado, en el campeonato de España de raids, algo así como campo a través, una maratón de 160 kilómetros que se corre por sectores de unos 30 kms.

Justo cuando va a presentarme a Inguru, que en euskera vendría a ser algo así como naturaleza, o bosque, llegan los dos torbellinos de la casa. La pequeña Maria, de 7 años, y Alex, de 8. Ambos pasarían bajo el pecho de Inguru, que es un auténtico caballo de carreras, peroCrivilos mantiene alejados del animal.«Ellos practican con los ponis de la escuela de equitación. Estos son demasiado grandotes y nerviosos, no son para ellos. Estos son caballos de carreras de verdad, fuertotes». El exbicampeón del mundo de motociclismo tiene una cuadra impresionante.

Del hobby a la competición

Nada que ver con la escudería de motos en la que corría, que era la mejor del mundo.«De aquella tensión, de aquella presión, de aquel estrés, de aquella angustia, nació mi cariño, mi afición, mi amor a los caballos, a la naturaleza. Cuando sufría, cuando me caía, cuando lo pasaba mal, cuando perdía e, incluso, cuando ganaba o cuando Mick(Doohan)me apretaba, yo me venía aquí, cuidaba mis caballos y me escapaba al Montseny con alguno de ellos. Otros se iban a jugar a golf, yo prefería este silencio, la naturaleza, galopar y no oir nada. No hay mejor ayuda psicológica que compartir esos ratos difíciles de la vida con un animal».

Sigue siendo un hobby, peroCrivicomprobó hace poco más de un año que Inguru, comprado en Navarra, tenía madera de campeón. Hizo dos o tresraidsbrillantes y todo el mundo le animó a que compitiese con él. Y, sí, ha ganado ya varias pruebas del campeonato catalán y mañana se lo lleva a Toledo donde, el sábado, en la inmensidad de una finca llamada Casa Rubios, competirá con otros 50 ejemplares por el título español.«Voy a tener que calmarme porque yo, dado mi espíritu competitivo, salgo siempre a saco, a tope, y estas pruebas se ganan dosificando mucho al caballo, siendo prudente, no quemándolo en los primeros 30 kilómetros. Inguru es un gran competidor, enorme. Ya está nervioso. Le hemos bajado la dieta y ya sabe que, en unos días, le toca correr, competir. Lo intuyen. Es tremendo. Saben más que los ratones coloraos», explica Crivillé, mientras Maria y Alex sujetan las riendas del corcel.

Crivi, que ha ganado montando motos de 260 caballos de potencia, se conforma ahora con uno.«Me reía cuando algún piloto decía que le hablaba a la moto. Yo jamás le he hablado a una moto y, sin embargo, aInguru, sí. Él sabe qué significa cada uno de mis gestos, interpreta mis palabras, mis caricias, mis mimos. Unascollejitas en el cuello son suficientes para que sepa que todo va bien. Eso sí, cuando le veo desfallecer, le hablo. 'Venga,Inguru, que ya queda poco, que llegamos'. Cuando uno corre durante 10 horas ha de ser mimado».