Bartomeu exhibe el triplete para seguir en la presidencia

El expresidente Josep Maria Bartomeu y su junta, en la presentación de la candidatura.

El expresidente Josep Maria Bartomeu y su junta, en la presentación de la candidatura. / periodico

JOAN DOMÈNECH / BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Una foto de plano medio teñida de azulgrana, una foto del triplete conquistado este año y una foto del tridente que forman Messi, Suárez Neymar. Josep Maria Bartomeu capitaliza los éxitos del equipo de fútbol para sostener su campaña electoral y ser presidente electo, y no por herencia o cesión como lo ha sido en el último año y medio tras la huida de Sandro Rosell. La B con que empiezan los nombres del Barça y Bartomeu y que insinúa el 3 del triplete es el logotipo de su campaña.

Bartomeu compila el último mes del mandato como punto de partida para un futuro que augura esplendoroso si él gana las elecciones. «Somos un club líder en el mundo, tanto deportiva como económicamente», proclamó el último dirigente del Barça, apelando a los títulos del primer equipo, los de las secciones y el récord de ingresos de esta temporada, que superará la frontera de los 600 millones de euros. Bartomeu esgrimió como eje electoral la continuidad de su proyecto.

OTRO DIRECTOR DEPORTIVO

Ese proyecto se sustenta con hechos (los triunfos, la economía) y con promesas. Bartomeu recuperará la figura del director deportivo (suprimida tras el despido de Andoni Zubizarreta al día siguiente de la derrota de Anoeta, el germen de la crisis de enero) y mantendrá Catar como patrocinador principal del club.

«Llevamos meses de conversaciones y la única oferta seria que cumple con lo que el Barça necesita y lo que queremos para el futuro es la de Qatar Airways», aseguró Bartomeu, que precisó luego cuáles son esas necesidades que otras firmas no han dado: «Es una alianza estratégica, conlleva acuerdos comerciales y no olvidemos que queremos dinero para tener recursos para fichar jugadores y competir con nuestros rivales». El pacto queda pendiente de ser ratificado por el nuevo presidente. No dio el nombre del futuro director deportivo. La fórmula del cuarteto técnico formado por Ariedo Braida, Carles Rexach y los directivos Javier Bordas y Jordi Mestre desaparece.

CUATRO FICHAJES

Los directivos no desaparecen. Mestre y Bordas seguirán con una butaca en la sala de reuniones, con otros viejos conocidos (Cardoner, que gana poder; Arroyo; Monje, que será la vicepresidenta económica en lugar de Javier Faus; Vilarrubí, Elías, Vilanova, Moix, Monés y Lee) y cuatro nuevas incorporaciones: Maria Teixidor, Enrique Tombas, Oriol Tomas y Emili Rousaud). No habrá fichajes futbolísticos, dijo Bartomeu, aunque asume que aparecerán varios nombres. Seguirán apareciendo, en realidad. «Estoy fuera del club y me gustaría saber quién vendrá», bromeó. Quien ha venido ya es Aleix Vidal, firmado y presentado la víspera de su preceptiva dimisión para formalizar la precandidatura.

Un punto y seguido de Bartomeu, quien afirmó tener «mucha ilusión» por conducir al Barça «al lugar que queremos ocupar en el futuro y que no ocupa ningún club del mundo», sin precisar cuál es ni en que dimensión tras decir que ya era «líder» en los estadios y las finanzas.

LA INJUSTICIA DE NEYMAR

«Nos quedan muchas cosas por hacer», añadió, vinculando la privilegiada situación de la entidad a la permanencia de la junta que lidera. Bartomeu se siente con renovadas fuerzas para gobernar «con rigor y seridad» el

Barça y combatir «las situaciones complejas e injustas». Una de ellas sí la precisó: el caso Neymar, por el que han sido procesados él, Rosell y el Barça y del que se ha conocido otra querella, presentada por la inversora brasileña DIS.

Bartomeu se mostró dispuesto a debatir con los otros aspirantes, a confrontar los proyectos de cada uno y obvió dar protagonismo a Laporta, al que trató como a uno más. Al expresidente, como él, y excompañero en el 2003, le reconoció «la excelente» herencia deportiva del 2010 y «la insostenible» herencia económica. «Todos éramos noveles y todos hemos aprendido», admitió.