El Barça también se suicida en la Liga

Un gol de Brahimi retrata la impotencia azulgrana en Granada con otra cruel derrota

MARCOS LÓPEZ / Granada

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Se ha suicidado el Barça en Granada. Como ya se inmoló en Europa, el equipo de Martino ha encajado una cruel derrota que le deja casi sin opciones en la Liga. En cuatro días, solo cuatro días, el Barcelona se está despidiendo de dos títulos y la final de la Copa del Rey está a la vuelta de la esquina. El problema, sin embargo, es que un gol de Brahimi ha simbolizado la decadencia azulgrana porque ha tenido más de una hora para sortear ese obstáculo. Pero no lo ha conseguido porque jamás encontró el camino de la portería andaluza. Así se le ha escapado con tristeza y, sobre todo, depresión, un partido que valía algo más que tres puntos. Valía una Liga y ahora, para tremenda desgracia del Barça, no depende de él.

No aprende el Barça. Ni siquiera cuando venía de ser zarandeado en Europa. Al cuarto de hora de partido, y como ya es costumbre, estaba perdiendo el partido, otro signo de una infinita depresión. Tras un error de Song, que perdió un balón infantil en el centro del campo, un excelente y venenoso pase de Fran Rico desnudó al eje central azulgrana –Mascherano y Busquets no habían jugado juntos este curso– y Brahimi, con un curvado y parabólico disparo, retrató a Pinto en su salida –el balón entró por el poste que cuidaba el meta andaluz– tras ganarle antes la posición a un tímido Montoya.

Sin gobernar el partido

De nuevo, el Barça tenía que remar a mar abierto, incapaz de gobernar con solvencia el partido. Ni con el Granada ni con el Atlético. Da igual el rival y también la competición ya que la historia se repite. No ha controlado el balón ni tampoco ha tenido el punto de rebeldía necesario para superar el tanto inicial del Granada. Solo Montoya, que se asomó con acierto por el carril derecho, y Adriano, por la izquierda, generaban focos de peligro, mientras Cesc se consumía en la posición de interior, al principio diestro, luego zurdo, Neymar demostraba su sangre caliente con disparos desde fuera del área y peleándose con medio Granada. Messi quería, pero no aparecía. Pedía el balón, intentaba conectar con Iniesta y no le salía nada. Pero nada de nada.

Una defensa nunca vista

Al Barça se le escurría lentamente el partido entre los dedos, tal si fuera arena de la playa de Almúñecar. Había nieve a la espalda del Nuevo Los Cármenes, con esa majestuosa Sierra Nevada, mientras Martino seguía sin tocar nada en el equipo ante un ordenado y eficiente Granada, que ha jugado con dos centrales de 21 años (Murillo e Ilori). Con una defensa nunca vista, Tata ha dado descanso a Alves y Alba, además de sentar también a Xavi, el Barça estaba desorientado. Mientras Karnezis sostenía al equipo andaluz con una excelente parada en la segunda mitad, Montoya salvaba poco después a Pinto con la punta del pie adelantándose al veloz Brahimi.

Karnezis, decisivo

El Barça ha reaccionado después, pero se ha topado, de nuevo, con el portero suplente (el griego Karnezis) que ha evitado un maravilloso lanzamiento de falta directa de Messi y una oportunidad posterior de Pedro. Mejoró algo, era lógico porque peor que en la primera parte no podía estar. El fantasma de Valladolid se reproducía en la otra punta de España con los mismos signos de impotencia de un equipo inanimado.

Martino ha movido teclas para reactivarlo en los 20 minutos finales tras regalar una hora de partido. Con un dibujo atrevido, no le quedaba otra, el Barcelona generaba peligro, pero sin puntería alguna en sus remates. Y ha terminado como en Valladolid, o sea incapaz de marcar un gol que le diera algo de vida para poder depender de sí mismo. El Granada ha terminado disponiendo de una ocasión clarísima de El Arabi, pero Pinto, con una doble gran parada, ha evitado que el escarnio fuera todavía mayor. Pero no hay mayor castigo para el Barça, y por supuesto para Martino, que acabar derrengado en el área granadina tirando la Liga al pie de la Sierra Nevada, otro lugar para el recuerdo de la desgracia azulgrana. Con Song, al inicio pivote defensivo, terminando de central, mientras Busquets se iba camino de los vestuarios y Xavi ni salía a calentar.

A Martino le venía grande el partido y, tal vez, el Barca enterrando la Liga como si la derrota fuera de aquellos tristes años 70 u 80 cuando el club perdía Ligas en Salamanca o Burgos. Ahí anda el equipo