LA LIGA DE CAMPEONES

El Barça maltrata al Spartak con un Messi imperial (0-3)

Los azulgranas certifican el pase a octavos con otro doblete del argentino

Los jugadores del Barça celebran el primer gol marcado ante el Spartak de Moscú

Los jugadores del Barça celebran el primer gol marcado ante el Spartak de Moscú / periodico

JOAN DOMÈNECH / Moscú (enviado especial)

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Todo el infortunio que maltrató alBarçaen Glasgow se ha trocado en acierto enMoscú. Los 90 minutos de impericia de la pasada jornada se han transformado en 40 de fina puntería ante el Spartaky la frustrada clasificación que se pudo conseguir entonces se ha logrado este martes con un once imperial. Y elMessi que despertó tarde en el Celtic Park con un gol simbólico para su hijo Thiago, el que pasó por el centro del rondo en el entrenamiento del lunes como un mortal más que de vez en cuando falla, se ha erigido en un coloso para sellar el pasaporte de Cesc y el del Barça para los octavos.

Decidido a ser el epicentro de la historia actual del fútbol, mientras amplía su hueco alrededor de los cuatro grandes, Messi vulgariza sus festivales. Acabará siendo una víctima de su grandeza y llegará el día en que, si no marca dos goles, será criticado. Parece decidido a que todas las gestas del Barça graviten con su nombre por adelantado. Ha dejado de ser noticia --ha convertido en vulgar y corriente-- que marque dobletes porque ya lo ha hecho nueve veces esta temporada, dos en los últimos cuatro días, tres en los últimos tres partidos. Todo el mundo anda echando cuentas como si las estadísticas fueran lo único que aporta novedades en un Barça tan irresistible como siempre, indiferente al cambio de la voz que lo dirige.

Diferencias de remate

Espabilado y atento desde el inicio, sabiendo que iba con retraso, el Barça no ha alargado más la misión que debía cumplir hace dos semanas. El frío y el recuerdo del primer encuentro le hizo estar alerta, pero también un Spartak que ha querido agotar pronto las pocas posibilidades que le quedaban de pasar.

Los rusos han rematado tantas veces como los azulgranas, pero siempre las han dirigido a la grada. Una diferencia de calidad entre unos y otros, camuflada en el duelo del Camp Nou, que ha quedado de relieve en todos los rincones del césped y que ha sido clamorosa, especialmente en la construcción del juego de los defensas y ante el marco ajeno. Por el Spartak han chutado Dimitri Kombarov (lateral izquierdo), Suchy (central), Källstrom (mediocentro) y Emenike (delantero centro); por el Barça, Messi, Alves e Iniesta.

Un sucedáneo

Emery ha pretendido convertir al Spartak en un sucedáneo del Valencia que tampoco ganaba al Barça. Su nuevo equipo no está a la altura del que entrenó y ni por asomo ha acariciado la posibilidad de arañar un buen resultado. Sí ha podido forzar a los azulgranas a correr mucho, sobre todo en el primer tiempo, con una sólida red en el centro del campo que ha permitido al Spartak robar balones y trazar rápidos contrataques.

Esa rapidez se ha trocado en prisa por chutar y los balones han salido volando como misiles. Todo apunta a que Emery también saldrá disparado de Moscú. Como andaTito, lejos ya de la estela que dejó Guardiola por su inolvidable paso por el banquillo. Nada ha cambiado en el equipo; por un día, entre todos han sido capaces de mantener la portería a cero. Y a pesar de los cambios: hasta cuatro respecto a la alineación que dibujó el míster ante el Zaragoza.

Los cuatro magníficos

Puyol yVilla han descansado, igual queSong, forzado por el retorno deBusquets. Acaso lo más relevante ha sido que ha juntado por tercera vez a los cuatro magníficos del centro del campo (Xavi,Busquets,Cesc eIniesta). A Iniesta le ha tocado cambiar de ubicación y ha partido como extremo, aunque no ha ejercido mucho como tal. Ha querido entrar en calor asociándose por dentro con los demás, dejando la punta de ataque aPedro y aMessi.

El 0-3 ha convertido la reanudación en un trámite. Un par de chispazos rusos en busca de la quimera han dado paso a una jornada de exhibición visitante del fútbol que pasea desde hace cinco temporadas. Tan relajado ha estado el Barça, que ha extraviado el afán demoledor del primer tiempo, como si no quisiera insistir en los males ajenos una vez consumada la única misión que perseguía.