El Barça no se confía

Neymar bromea con Alves en al campo número uno de Sant Joan Despí, ayer.

Neymar bromea con Alves en al campo número uno de Sant Joan Despí, ayer.

JOAN DOMÈNECH / BARCELONA

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Seis equipos albergan esperanzas de llegar a la semifinal, otro lo ve casi imposible (el Paris Saint Germain) y el único que puede sentirse clasificado repite el mismo discurso que los demás, entre prudente y esperanzado. El Barça guarda las formas y su entrenador quiere preservar el fondo para que ningún jugador se abrace a un exceso de confianza. Por más que el 1-3 sea un resultado espectacular arañado fuera de casa y, más que un colchón de tranquilidad, sea un billete virtual para volar al sorteo de Nyón del próximo viernes.

Luis Enrique pidió en la víspera ante el Valencia que la hinchada acudiera al estadio. Ayer no lo creyó necesario. El viernes dudaba de la respuesta física del equipo porque el rival estaba descansado de toda la semana y lleva tres meses sin jugar en miércoles, pero ante el PSG no observa esta desventaja. Al contrario. «Estamos al máximo nivel físico», aseguró el técnico azulgrana, que a lo sumo compartió sus buenas sensaciones para esta noche.

Mucho menos contundente se mostró Luis Enrique en un asunto que, teóricamente, no debería ofrecer dudas. La postura del entrenador en no querer garantizar su continuidad la próxima temporada (tiene contrasto hasta el 30 de junio del 2016) fomenta la incertidumbre en una fase delicada de la temporada. No es la primera vez que sucede en el Barça. Los últimos meses de Pep Guardiola, sin renovar, y de Tata Martino,  cuando se filtró que deseaba irse, crearon la misma sensación de provisionalidad. El desenlace fue idéntico: los dos se marcharon.

LO ÚNICO CONTROLABLE / Luis Enrique no responde a las preguntas sobre su futuro, argumentando que solo se centra en el partido inmediato. «Es lo único que puedo controlar. Todo lo demás se resolverá en su momento», explicó, sin aludir a la vigencia del compromiso firmado. Lo supedita al desenlace de la temporada, entendido como el recuento de títulos y al estado de ánimo general del barcelonismo y, sobre todo, al particular suyo.

El Barça está vivo, muy vivo, en las tres competiciones. Líder en la Liga, finalista en la Copa, y con un pie y medio en la semifinal de la Champions. La prioridad del entrenador, insistió, está en la cita frente al PSG. La ventaja del Barça, con ser buena, «no es definitiva», apuntilló Luis Enrique. «Tendremos que volver a hacer un gran partido como el de París. Lo planificaremos igual, con la idea de tener el balón y ganar».

VUELVEN IBRA E INIESTA / «Habrá momentos en los que vamos a sufrir y momentos en los que podremos cerrar la eliminatoria», intuye el técnico azulgrana, que sitúa la dificultad del encuentro en el estado de desesperación del PSG para jugar «sin ninguna reserva». Lo que corresponde en un segundo partido de eliminatoria, con o sin ventaja.

El PSG se aferra a la esperanza. Al factor del juego y del azar. «No tenemos nada que perder. Creemos, aunque sabemos que es casi imposible», expuso Laurent Blanc, atribuyendo su pesimismo a una visión realista de la situación. «El problema es el Barça, que siempre gana la posesión del balón y siempre marca en el Camp Nou», explicó el entrenador francés, que se aferra al efecto de los refuerzos que tendrá.

«La vuelta de Ibra es un gran impacto, estos duelos le encantan», dijo Blanc. Y vuelve Verratti, un futbolista que «encanta» a Luis Enrique desde que lo conoció en Italia. El Barça también tendrá refuerzos: reaparecen, respecto a la ida, Alves y, respecto al último partido, Iniesta. Salió en camilla del Parque de los Príncipes y quiere salir del Camp Nou caminando con una sonrisa.