RÍO 2016
La bahía de los cochinos
"Guanabara ha sido durante dos décadas la letrina de Río", denuncia el biólogo Moscatelli
Una de las primeras cosas que percibirán los 1.400 atletas que competirán en las pruebas de vela, remo, piragüismo y triatlón en Río 2016 será, sin duda, el penetrante hedor de las aguas en las zonas de competición. Basura, cadáveres de animales e incluso muebles y colchones flotan cotidianamente en las aguas de la Bahía de Guanabara, escenario de las pruebas de vela.
"Básicamente, y para decirlo con claridad, la Bahía de Guanabara ha sido durante dos décadas la letrina de siete millones de personas", explica a EL PERIÓDICO Mario Moscatelli, biólogo marino responsable del proyecto Olho Verde que desde hace 20 años controla la contaminación de las aguas de Río. Los números que la voz más crítica con Río 2016 presenta son escalofriantes: "Solamente en el año previo al inicio de las competiciones la bahía recibirá 579.985 millones de litros de aguas fecales sin tratar procedentes de los 16 municipios que componen la región metropolitana. Con marea baja, la renovación de aguas es menor y será entonces cuando los atletas puedan contraer todo tipo de enfermedades, desde diarrea a hepatitis A".
La denuncia de este biólogo no es infundada: la ciudad de Río apenas depura el 30% de sus aguas fecales, mientras que el resto acaban siendo expulsadas directamente al mar a través de Guanabara.
En un reportaje publicado la semana pasada por The New York Times, la profesora Kristina Mena de la Universidad de Texas alertaba de un riesgo del 99% de que los atletas contrajeran una enfermedad durante las competiciones. En este sentido, el estudio reveló que engullir apenas 16mm de agua, unas tres cucharadas de té, serían suficientes para causar una infección severa.
Ya el pasado mes de abril, la Federación Internacional de Vela (ISAF, en sus siglas en inglés) recomendó al Comité Olímpico Internacional (COI) buscar algún lugar alternativo para la celebración de las competiciones. Una alternativa defendida por el exmedallista olímpico de vela brasileño, Lars Grael, quien utilizó la palabra «inmundas» para referirse a las aguas del campo de regatas en Guanabara y recomendó la localidad de Búzios, a 55 kilómetros de Rio. A pesar de las críticas, las autoridades de Río insisten en afirmar que las competiciones se realizarán sin problemas tras la colocación de 17 ecobarreras que evitarán la acumulación de residuos sólidos en los campos de regatas. Una respuesta insuficiente para el director ejecutivo de la ISAF, Peter Sowrey, quien el viernes anunció que el organismo realizará una investigación para determinar la viabilidad de las competiciones.
Insistencia sospechosa
Por su parte, el presidente de la Confederación Brasileña de Vela, Marco Aurelio Ribeiro, insistió en que los regatistas brasileños siempre compitieron ahí. Una insistencia sospechosa desde el momento en que Grael, bronce en Seúl-88 y Atlanta-96 en la categoría Tornado, denunció que «debido a la combinación particular de vientos y corrientes de la bahía, el escenario proporciona una gran ventaja a los deportistas locales».
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