MONTAÑISMO

Ascensión con uñas y dientes

Tommy Caldwell y Kevin Jorgeson maravillan al mundo al completar en 19 días y escalada libre los 914 metros de 'la pared del amanecer', en 'El capitán'

Kevin Jorgeson y Tommy Caldwell, en plena ascensión de 'El Capitán'

Kevin Jorgeson y Tommy Caldwell, en plena ascensión de 'El Capitán' / BM CD**NY**

IDOYA NOAIN / NUEVA YORK

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Tienta hablar de conquista pero ni Tommy Caldwell ni Kevin Jorgeson quieren que su hito se describa así. El miércoles, 19 días después de abandonar el suelo, 914 metros más arriba, los dos deportistas estadounidenses coronaban la 'pared del amanecer', la más difícil en la formación montañosa en el parque californiano de Yosemite que se conoce como 'El Capitán'. Lo hacían como nunca nadie antes: habían ascendido en una sola y continuada escalada libre, usando las cuerdas únicamente para evitar la caída y apoyándose solo en sus manos desnudas y sus pies.

Se rendían ante su logro el país y el mundo, que habían estado siguiendo la aventura gracias a su frecuente actividad en las redes sociales desde la pared y a una cobertura inusitada de un deporte prácticamente inexistente en las parrillas televisivas. Hasta el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, se hizo una foto frente a un óleo de 'El Capitán' y tuiteó: "Nos habéis recordado que cualquier cosa es posible".

Fue hace siete años cuando Caldwell, un escalador de Colorado que estaba en un divorcio y en lo que llama "el periodo más oscuro" de su vida, se puso como meta la 'Dawn Wall', que "se convirtió en una excelente distracción". Empezó a diseñar la ruta y después de que se estrenara 'Progression', un documental sobre su empeño, Jorgeson, otro escalador californiano que había visto la película, le pidió en 2009 sumarse.

Cinco años entrenando

Los siguientes cinco años los han pasado preparándose, diseñando hasta el milímetro la coreografía perfecta de cada paso en la roca, de cada abrazo a las protuberancias más mínimas, cada posición de los pies. Desde entonces lo intentaron una vez cada año, pero nunca pasaron del largo 12, y su ruta tiene 32.

Ni Caldwell, de 36 años, ni Jorgeson, de 30, han sido nunca gente de tirar la toalla, más bien tienen paciencia y perseverancia firmes como rocas. Caldwell, por ejemplo, perdió el índice izquierdo por un accidente con una sierra de mesa en 2001. Cuando se lo cosieron le dijeron que no podría volver a escalar así que pidió que se lo volvieran a amputar. Cinco meses después subía en 24 horas una pared del Cap.

En el 2002 estaba en el valle Aksu de Kirguistán con otros dos escaladores y su novia cuando fueron secuestrados por miembros del Movimiento Islámico de Uzbekistán, que los retuvieron seis días mientras combatían con el ejército. En un momento en que se quedaron con un solo guardia, Caldwell lo empujó por un barranco y pudieron escapar. Parte del trauma solo se le pasó al escalador cuando supo que el guardia sobrevivió.

Atrapado en el largo 15

Cuando el 27 de diciembre empezaron el ascenso que les ha llevado a lo más alto fueron cargados con esa misma determinación. En los seis primeros días hicieron 14 de los 32 largos, Caldwell siguió avanzando y en la semana siguiente había llegado al 20. Jorgeson, en cambio, se había quedado bloqueado en el 15, uno de los de categoría 9A, la más dura.

Un intento, otro, otro... Todos inútiles, incluso después de haber descansado dos días para intentar que se recuperara la piel de los dedos. Jorgeson llegó a pensar en abandonar porque no quería retrasar más a Caldwell y poner en peligro su ascenso. Tras cada intento frustrado, en la tienda que era su casa flotante en la pared, miraba el vídeo de su caída. Se dio cuenta de que siempre era en el mismo sitio por un fallo de postura en el pie derecho. Al día siguiente cambió esa posición, "solo un milímetro". Era el 11º intento en siete días. Superó el largo 15.

Desde la pared donde han vivido, dormido, comido y hasta bebido --incluyendo algún whisky--, donde defecaban en bolsas que recogían sus amigos, que también han documentado todo y les han llevado provisiones, los dos han estado con sus mensajes haciendo contagiosa su devoción. Y una y otra vez han insistido: no es busca de adrenalina o emociones, sino "un viaje de pasión".

Con un hijo de 21 meses, Caldwell explicó en instagram que ve la 'Dawn Wall' como metáfora de los valores que quiere inculcar al pequeño: "Optimismo, perseverancia, dedicación y la importancia de soñar grande". También desde la pared Jorgeson tuiteó: "No es esfuerzo por conquistar. Se trata de realizar un sueño".

Han soñado. Y lo han hecho a lo grande, y despiertos y dejándose literalmente la piel en la pared más difícil de 'El Capitán' han hecho soñar.