España vence a Colombia (1-0) sin divertirse

La selección española ha derrotado con un gol de David Silva a cuatro minutos del final a una seria Colombia (1-0). España ha vencido sin brillo. Ha evitado las malas experiencias de los tres amistosos disputados tras tocar el cielo en Suráfrica. El empate en México y las duras goleadas en Argentina y Portugal eran lecciones aprendidas, pero la saturación de partidos que arrastran los internacionales se acusan en noches donde en juego tan solo está la imagen.

Del Bosque no ha dudado en arrancar con el equipo que conquistó la final del Mundial. El mismo once, salvo el obligado cambio de Raúl Albiol por el lesionado Carles Puyol. Por su parte, una Colombia ofensiva ha modificado su identidad para frenar a la campeona del mundo. Liderada en defensa por la veteranía de Mario Yepes, con un eléctrico Pablo Armero partiendo del lateral izquierdo pero desestabilizando a España, y Giovanni Moreno poniendo las dosis de clase, ha salido airosa.

España deja detalles que satisfacen los paladares futbolísticos más exigentes. Un control en el aire de Iniesta haciendo recordar en el Bernabéu la imagen de Zinedine Zidane ha sido la muestra. El estadio entero, con numerosos madridistas en la grada, ha coreado el nombre del gran héroe de Johannesburgo. Ha sido un detalle que se ha repetido al ser sustituido. Con el público en pie.

Dominio español

El dominio ha sido español,  pero ha sido uno de esos encuentros en los que ha faltado movilidad en ataque para encontrar el premio del gol. Toca con tanta calidad España que las ocasiones surgen. Disparos de Xabi Alonso lejanos que no han encontrado camino libre al gol, una ocasión de Villa, cuando a los 15 minutos, tras un pase de genio entre líneas de Iniesta, se ha plantado solo ante Ospina y se ha topado con su cuerpo en el disparo. Y el rechace, con todo a su favor, a portería vacía, lo ha lanzado fuera. Ha aplazado otra vez el momento de convertirse en el máximo goleador de la historia de la selección. No era el día de superar a Raúl González en su templo.

Ha comenzado Colombia con diez hombres por detrás del balón, dejando tocar a su rival. Sabía lo que hacía. Sin correr peligros para acabar creando más ocasiones claras. Se ha topado con Iker Casillas, inspirado en su estadio. A los 13 minutos una jugada que ha nacido con el criterio de Giovanni Moreno, ha acabado con Abel Aguilar rompiendo la línea defensiva de España pero sin saber superar al capitán.

Un testarazo desviado de Perea, un remate de Dayro Moreno y un jugadón de Armero, que se ha ido de los dos centrales y ante Casillas ha disparado con el exterior de su pie derecho --pero el balón ha cogido el efecto contrario y no ha encontrado puerta--, han cerrado la primera parte. España no encontraba el camino.

Seriedad colombiana

Ha seguido sin hacerlo en la reanudación. No han ayudado los continuos cambios que han cortado el ritmo, pero a España, además, le ha faltado la intensidad necesaria. Colombia si se ha tomado el duelo con seriedad. Intensa. Dura en el marcaje cuando lo ha necesitado.

Ha basado su juego en la fuerza defensiva y ha reducido su presencia en campo contrario. En una contra, Cuadrado ha podido abrir el marcador. No ha acertado por un toque en el último segundo de Arbeloa que le ha dificultado en su disparo. Un potente tiro lejano de Guarin ha obligado a Casillas a sacar los puños. Y un error de Silva casi le ha costado el gol ala Roja. España ha fallado más pases en un partido que en todo el Mundial.

En ataque no había noticias. Ni la entrada de Fernando Torres ha aportado remate. Cazorla aumentaba la movilidad, disparaba cruzado en la única acción de peligro antes de acabar con dos delanteros. Ha saltado al campo Fernando Llorente a nueve minutos del final en un movimiento que debió hacer antes Del Bosque, y ha llegado el gol. Silva ha remachado a gol un centro de Jesús Navas.

Ha podido empatar Colombia, pero no lo ha logrado. En las gradas han convivido 20.000 aficionados, pero final se ha escuchado más a los españoles, aunque la campeona del mundo ha ganado sin encontrar la senda de la diversión.