Xavi, de mito a leyenda

Con un poco de suerte, hará hoy algo de siesta («¡es imprescindible, máquina!», repite a los amigos), pero no como acostumbra. Cuando puede, Xavi, el chico de Terrassa que se hizo primero jugador, después mito y hoy será leyenda, duerme a pierna suelta durante más de dos horas. Es ese entrenamiento invisible que no está escrito en ningún lugar. Es ese el único momento de descanso en el que el hijo de Joaquim y de Maria Mercè se despega del balón.

Cuando está en el campo, Xavi lo suele tener entre los pies. Si no está ahí, la pelota le busca. Es lista, sabe dónde la quieren de verdad. Cuando está fuera del césped, juega con la cabeza sin parar, trazando pases en su imaginación. A veces son irreales, diríase que hasta imposible, pero cuando la pelota descansa cómodamente en sus diminutos pies todo se hace tan asomborsamente real que asusta. Como si cualquiera pudiera hacerlo. Pero no. No, no es así.

Saque de honor de 'Tarzán'

A sus 30 años, y tras haber sido despreciado y ninguneado en su propia casa, en los negros años delgasparismo, Xavi ha hallado el paraíso incrustándose, ya de forma definitiva, en el panteón de los grandes futbolistas del Barça. No de la época contemporánea. Su legado, más allá del futbolístico, está a punto de cruzar la página más grande que se recuerda en la historia del club a nivel individual. Solo Migueli, que necesitó 16 años entre la década de los 70 y los 80, podría mirar a los ojos de Xavi. Eso hasta hoy, cuando ambos se encuentren sobre el círculo central del Camp Nou. El viejoTarzán, que ejerce ahora, a sus 59 años, de asesor deportivo de la directiva de Sandro Rosell, se asomará esta tarde al césped para saludar al chico humilde de Terrassa que va a toda velocidad rompiendo registros.

Migueli hará el saque de honor del partido en el que Xavi quedará emparentado con él por unos días. Ni siquiera una semana. Si juega el miércoles en San Mamés, se quedará solo en la cima.«Lo que ha hecho Xavi tiene un valor incalculable, demuestra una fortaleza mental y un amor al juego espectaculares. Fue compañero mío y ahora soy su entrenador», dijo Guardiola ayer, orgulloso de ser«contemporáneo»de alguien que ya es una leyenda única.«Y tiene 30 años... Si los tendones aguantan, quizá juegue 500 más. Con lo pesao que es...»