LIGA DE CAMPEONES

Líderes a octavos

El Barça rompe el maleficio de Atenas con un partido serio en el que brillaron Pedro y Messi

Pedro, que anoche consiguió dos tantos, se dispone a rematar, esta vez sin suerte, ante el meta Tzorvas.

Pedro, que anoche consiguió dos tantos, se dispone a rematar, esta vez sin suerte, ante el meta Tzorvas.

JORDI TIÓ / Atenas

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El Barça selló a lo grande la clasificación para los octavos de final de la Champions como primero de grupo. Y lo hizo en un estadio donde no conocía la victoria y rompiendo la estadística de 11 desplazamientos europeos sin ganar.

El equipo de Guardiola se sacó la espina de Atenas, aunque el duelo no tuvo un buen inicio para el Bar-ça, que empezó algo frío y a punto estuvo de quedarse helado por dos veces. Y con Piqué de protagonista en las dos ocasiones. En el minuto 5, una indecisión del central desorientó a Valdés, que salía a por el balón. La pelota quedó en tierra de nadie y Cissé a punto estuvo de sacar tajada del despiste. Peores consecuencias pudo tener para el Barça la segunda ocasión del delantero francés. Piqué, más retrasado, rompió la línea del fuera de juego y habilitó un buen pase largo de Luis García para el delantero francés, que entró en el área y disparó con toda su alma. Y cuando el estadio ya cantaba el gol, la manopla de Valdés desvió el balón en una intervención estratosférica.

Recuperado del susto, el Barça volvió a empezar a tocar y tocar. Así fue durante muchos minutos: mucho control, mucho pase, pero el equipo no llegaba y solo Mascherano y, especialmente, Adriano, con un gran disparo, inquietaron a Tzorvas. Hasta que apareció Pedro. Alves vislumbró la diminuta figura del canario penetrando en la maraña griega y le envió un precioso pase para dejarle solo ante el meta. Y Pedro no se lo pensó: cruzó rápidamente la pelota y abrió la lata.

Con el objetivo cumplido, solo era cuestión de seguir controlando el balón y evitar perderlo en la zona comprometida. Y en esa faceta apareció la pequeña y a la vez inmensa figura de Mascherano. Qué partido el del argentino, el Jefecito, que anoche sacó sus galones en el campo para dar un recital de colocación y anticipación. No fue el único pequeño que salió a relucir. Messi, al borde del descanso, dejó boquiabierto al personal al regatear a tres defensas dentro del área en una maravillosa acción que mereció el gol. No llegó el tanto, pero sí en la segunda parte en una jugada de laboratorio. Xavi pasó a Iniesta, este a Adriano y el brasileño asistió a Messi, que solo tuvo que poner el pie para lograr el segundo. Era el sexto tanto del argentino en la Champions (ha marcado ya en 10 partidos consecutivos, contando el del Argentina-Brasil), un gol que resumió a la perfección la concepción futbolística azulgrana. Algo que en Atenas, en Grecia, puede que en media Europa y parte del mundo apenas haya ocasión de ver. Los culés, en cambio, lo disfrutan un partido si y otro también.

PENSANDO EN EL MADRID / Con el partido sentenciado tras el tercer tanto de Pedro, Guardiola movió el banquillo pensando ya en el clásico. Keita entró por Xavi (aplaudido por el público) y Abidal sustituyó a Piqué, que vio una amarilla en la primera mitad, la segunda que le muestran en la Champions. Aunque, a diferencia de otros, no buscó otra amarilla ni la expulsión. En esta vida se pueden hacer muchas cosas menos el ridículo, aunque algunos no piensen lo mismo.

BENGALAS Y PETARDOS / Con el partido terminado, la atención se desvió al graderío. Un atronador petardo y varias bengalas a punto estuvieron de estropear la fiesta (el árbitro paró el duelo unos instantes), pero todo quedó en eso. Igual que el salto de un espontáneo al terreno de juego. Y es que a falta de fútbol, la afición del Panathinaikos echó mano de otros recursos para distraerse durante el partido.

El Barça, en cambio, estuvo por lo que había que estar. Selló el pase a octavos como líder y ahora ya puede centrarse en el clásico, al que llega en forma y con la maquinaria engrasada, con Messi en estado de gracia (a punto estuvo de lograr un doblete en otra acción individual) y sin lesionados. Solo Villa sigue con la mosca tras la oreja. No marcó en el festival goleador de Almería ni tampoco ayer. Quizá mejor así. Anda picado en su orgullo y ante el Madrid tendrá la mejor ocasión para sacarlo.