mirador

Vender el alma al diablo

DAVID Torras

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Si algo le molesta al Barça deGuardiolaes el ruido, y si algo ha provocado la llegada deMourinhoes precisamente eso, un ruido constante, que ha silenciado el sonido del balón y que ha convertido la Liga en un campo de batalla, un escenario al que han saltado encantados unos cuantos colegas. Al Barça no se le da bien jugar con la emotividad alterada, y es a ese terreno al que pretenden conducir el clásico, con la complicidad de quienes tienen aGuardiolaen el punto de mira. Cabeceras y tertulias que han caído en elhooliganismo, con elementos recién llegados a este mundo que están haciendo mucho daño al periodismo deportivo. Nunca como en estos tiempos se había caído tan bajo en esta profesión, siempre subjetiva, pero nunca tan maltratada por los intereses de algunos que merecerían ser ignorados por más alto que sea su altavoz. La cuestión es que, después de dos años bramando inútilmente, inventando campañas y portadas que vistas hoy son todavía más ridículas, parecen haber encontrado enMourinhola horma de su zapato, la pieza perfecta para ir pegando tiros. Cada vez hay menosfair playy más mala fe.

Losmadritólogossensatos, que todavía quedan, aunque corren el riesgo de ser engullidos por los que han dejado de lado el periodismo y el fútbol y ejercen de ultras, aseguran que aFlorentino Pérezno le gusta todo este ruido. Y aValdano, con el que apenas se habla, tampoco. Pero el presidente calla y su segunda voz, Butragueño,proclama que han fichado aMourinhopara ganar, no para hacer amigos. Otra desilusión viniendo de quien viene, otro signo de hasta qué punto el Barça deGuardiolaha dañado al Madrid. Por fuera, con el 2-6 y lo que le acompaña, y por dentro, haciéndole perder algunas de sus señas de identidad. El Madrid no es ejemplo de nada y, mucho menos, de señorío. Por encima de la ética y la estética que debería defender el club, se impone la necesidad de acabar con el reinado azulgrana.

Por lo civil o por lo criminal. Comprando lo que haga falta y vendiendo el alma al diablo. El fin por encima de los medios, una tentación a la que el Barça estuvo cerca de sucumbir tras el final deRijkaard. Sí, conviene recordarlo, sobre todo a aquellos que jugaron a favor de Mou y en contra delbecarioGuardiola, y que ahora reniegan del portugués. Hagan el ejercicio de imaginar lo que ocurriría si este mismoMourinho, que va por los estadios levantando los dedos (tres en Milán, dos en Gijón y que cualquier día de estos enseñara uno solo), se sentara en el sitio dePep. ¿Qué dirían desde Madrid los que se lo consienten todo? Sería insoportable. Pero es probable que los reproches más duros salieran de los culés, como ya se vivió conVan Gaal. En el Barça no vale todo.