La Liga de Campeones

Récord y con la derecha

JOAN DOMÈNECH
COPENHAGUE

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Controló de forma espectacular la pelota con la bota izquierda, concretamente con la suela, acomodándola en el césped, rodeado de un ejército de jugadores vestido de blanco. Y estaba Leo Messi al borde del área pequeña, con el portero justo en su única línea de tiro. Pero tras un control increíble llegó un punterazo con la bota derecha para certificar un gol histórico por un par de razones. La primera, y más especial, es que Messi, con 23 años, suma ya 32 goles en Europa, uno más de los que logró Rivaldo. La segunda, y más simbólica, fue alcanzar la cota 100 con Guardiola de entrenador.

Y la tercera, aunque no tenga valor histórico, es que Messi juega y marca. En los cuatro últimos partidos que ha disputado (Copenhague, Zaragoza, Sevilla, y de nuevo, Copenhague), el argentino ha logrado siete tantos. ¡En dos semanas! Messi tiene estas cosas. Juegue donde juegue. De delantero centro ejerció en la primera mitad, algo más retrasado en la segunda dejando ese hueco para Villa, que se estrelló otra vez contra la madera. Ayer sumó el asturiano su quinto palo en 15 partidos oficiales.

A Messi, en cambio, no lo detiene nunca la madera. Y eso que en el primer duelo europeo con el Panathinaikos empezó peleado con los postes (hizo dos), pero también marcó dos goles. Así es Messi. Lleva cinco tantos en sus cuatro partidos de la Liga de Campeones, Una prueba de que su ambición no tiene límites, ni siquiera en la caliente noche danesa donde hubo instantes en que sus tobillos corrieron serio peligro.

La calma

A pesar de que en el partido volaron las botas y estuvieron en permanente movimiento los codos de los jugadores daneses (Bolaños, sobre todo), Messi se mantuvo al margen. Solo vivió el partido. Tampoco tuvo tiempo para mucho más. «Estoy muy contento por ese gol», se limitó a decir el argentino, sin reparar en que a cada partido que pasa aumenta su leyenda ofensiva.«No le doy importancia a esos números»,afirmó luego.

Si se pusiera a darle importancia, tendría que estar mucho tiempo analizando esos números. Ha sumado ya 100 goles con Guardiola desde que éste se sentó en el banquillo y ha doblado su capacidad goleadora con respecto a la época de Frank Rijkaard. Son números asombrosos, pese a que Messi los vea con tanta naturalidad.«Solo tuve suerte a la hora de meter la pelota, pero el mérito es de todo el juego que hace el grupo», comentó después la estrella argentina. Suerte, según Messi, es que apaciguara la rebelde pelota con la suela de la bota derecha y suerte, según también Messi, es que conectara de inmediato con el balón sorprendiendo al portero danés poco antes incluso de que tocara en el poste derecho y acabara finalmente en la red.

Progresión brutal

Lo que no es suerte, diga lo que diga Messi, es esa estratósferica evolución goleadora que ha protagonizado desde el verano del 2008. No se adivinan límites para Leo. Con Rijkaard jugaba y marcaba, pero arrancando casi siempre desde la banda derecha. Con Guardiola, con quien no lleva ni tres años juntos, ha completado unos números descomunales, por mucho que él no le conceda importancia alguna. Anoche, sin ir más lejos, Messi se marchó enfadado de Dinamarca, sin reparar en que había dejado otra hoja para el libro de los récords.

Son registros absolutos, pero en los pequeños números de Messi se esconde también su gran secreto. Ayer, por ejemplo, marcó su 15º gol en los 13 partidos oficiales. Le falta solo uno, solo un tanto, para igualar sus mejores números de septiembre a diciembre con Guardiola de entrenador. En el primer curso, sumó 16 goles; en el segundo curso, otros 16 y ahora con 15 va camino de destrozar todos los récords.