A la espera del mejor Ricky

De momento es solo un runrún. Un comentario que no ha calado más que en la tribuna del Palau, pero que empieza a extenderse entre el resto de aficionados de la ACB: ¿Qué le pasa a Ricky Rubio?

El joven talento de El Masnou, que acaba de cumplir 20 años, ha perdido parte de su chispa sobre la cancha y sus estadísticas desde el Mundial han caído, hasta el punto de que su irregularidad crea inquietud entre los responsables del Barcelona.«No está a su nivel, pero es cuestión de tiempo que lo recupere porque está entrenando muy bien», dicen en el club.

«Mucha responsabilidad»

Ricky está alternando buenas actuaciones con partidos muy discretos, dando muestras evidentes de que no acaba de encontrarse a gusto en la pista.«No está disfrutando. Se ha puesto mucha responsabilidad y tiene que volver a divertirse», apuntan en su entorno.

Brilló, por ejemplo, en la semifinal de la Supercopa frente al Madrid (13 puntos, 6 rebotes, y 22 de valoración) y desapareció en la final frente al Valencia (2 puntos, 6 rebotes y 7 de valoración). Estuvo muy discreto en el amistoso frente a los Lakers (no anotó, 0 de 5 entiro), un partido que fue retransmitido en directo para EEUU, y solo en el primer partido de Liga de los cuatro disputados superó la decena de puntos de valoración.

Incluso un aspecto en el juego que no se valoraba tanto en Ricky como el tiro empieza a pesarle. Está tirando muy poco y con porcentajes muy bajos (ver gráfico).

«El problema de Ricky es que está en boca de todos. La gente le pide que con 20 años tenga la regularidad de los veteranos. Solo hay que dejarle tranquilo para que trabaje», valora el técnico Xavi Pascual.

Pocos jugadores tienen la consideración de icono global a los 20 años, como sucede con el base azulgrana. Quizá por eso, la ACB, la Euroliga y la NBA intentan apropiarse de su imagen. Las webs de la Liga española y de la liga europea han emitido reportajes con él como previas de la temporada. La cadena estadounidense ESPN mandó un equipo a Barcelona para entrevistarle. Demasiadas distracciones en una campaña en la que debe decidir si da el salto a la NBA (tiene una cláusula en su contrato que se lo permite) y en la que no para de recibir presiones del Barça (para que renueve) y de los Timberwolves (para que se vaya). Quizá, por eso, en un intento de protegerlo, el club ha dado orden de que suspenda sus actos y entrevistas de forma temporal. Hasta que vuelva la magia.