El partido de San Mamés

Keita, Xavi y Busquets premian una gran actuación del Barça

El fútbol del equipo de Guardiola ahogó al Athletic, que jugó con 10 durante casi una hora

Villa, que acabó expulsado en el último tramo del partido, intenta un remate sin fortuna.

Villa, que acabó expulsado en el último tramo del partido, intenta un remate sin fortuna.

MARCOS LÓPEZ
BILBAO

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A falta de los goles de Villa, con Messi aún curándose su tobillo derecho, llegaron los goles de Keita, Xavi y Busquets para darle al Barça un valioso triunfo en un partido enloquecido. Valioso porque fiel a su estilo, desactivó al Athletic, que jugó con 10 durante casi una hora por la expulsión de Amorebieta, y dejó el legado de una gran actuación en La Catedral. Y enloquecido, porque a raíz de la expulsión de un desquiciado Villa (m. 86), el Athletic encontró aliento con un gol de Gabilondo (m. 8) a un partido que Busquets acabó de sentenciar (m.90).

El pulso fue hermoso. Racial jugó el Athletic, que salió a asustar al Barça empujado por un volcánico San Mamés y una lluvia que era su jugador número 12. Racial el Athletic, exquisito el campeón que se plantó con un dibujo asimétrico sobre el césped donde nadie era lo que parecía. Iniesta jugó con total libertad, por detrás de los dos delanteros (Pedro y Villa) dejando una tesis sobre el espacio, el pase y la inteligencia. Una delicia de partido. Con Keita, escorado a la derecha, como guardaespaldas de Andrés y Xavi, calado hasta los huesos de tanto chirimiri, con el GPS en la mano. Atrás, un épico Piqué y un belicoso Puyol.

Así, con una dignidad contundente, salió el Barça. Al cuarto de hora, no ganaba de puro milagro. Entre las manos de Iraizoz, desvió dos disparos, uno de Keita, otro de Pedro, y el palo (la madera nunca es amiga de Villa), el Athletic pudo sobrevivir a un inicio espectacular del equipo de Guardiola. Ni 20 minutos de partido se llevaban en San Mamés y daba la sensación de que el partido tenía más de dos horas de vida. Al Athletic, que empezó muy valiente, se le fue apagando la fe, y la energía, porque el Barça le quitó el balón y, sobre todo, la esperanza. Eso sí. Cada saque de banda, cada córner, era festejado por el aficionado vasco como si le hubieran metido tres goles al Barça. En La Catedral nada ocurre despacio. Todo va a mil por hora.

EXPULSIÓN DE AMOREBIETA / A esa velocidad llegó Amorebieta a los tobillos de Iniesta -solo de esa manera podían pararlo- y el árbitro, influenciado por el efecto Ujfalusi no dudó en enviarlo al vestuario con la tarjeta roja. El Athletic se quedó con 10 jugadores y dejó a San Mamés echando fuego por la boca, clamando por lo que consideraba una injusticia. Sin la lesión de Messi, el central venezolano habría acabado el encuentro. Pero, mira por dónde, ahí empezó otro partido.

Seguía mandando el Barça, ambicioso en su idea inicial, sin importar el delicado estado del terreno de juego, castigado por tanta lluvia, pero ahora tenía una ventaja. Y no era simplemente numérica. Al Athletic, algo insólito en San Mamés, le entró miedo porque apenas pudo hacerle cosquillas al equipo de Guardiola con 11. La cardíaca frialdad de Sergio Busquets tuvo mucho que ver en ello. Algún día, y en algún lugar, a un culé le dará algo cuando ve al chico de Badía pasarse la pelota con Valdés como si estuviera en el jardín de su casa. De tercer central actuó, de primer interior y hasta regateó con esa insultante calma al borde del área de Iraizoz. Tres en uno. Ese es Busi. Un jugador que no tiene precio y que encima apareció para sentenciar. Un joven que hizo de anciano en un partido de hombres donde quien se descuidaba era arrasado. Ya fuera por el Athletic, por la lluvia o por todo San Mamés.

SANJOSÉ, AL PALO / Con 10, el Barça, sin embargo, se despistó y tuvo la suerte que le faltó en la primera mitad ya que un disparo de Sanjosé fue repelido por el palo. Ese error defensivo despertó al Barça, que batió a Iraizoz con una jugada exquisita. Pasó Iniesta a Villa y este al primer toque para Keita, quien irrumpió con energía en el área colando el balón entre las piernas del portero. El gol premió al Barça, cuyo central (Piqué) disparó dos veces con peligro desde fuera del área, y abatió al Athletic en un partido en el que sudaron todos, hasta Guardiola. Pero el fútbol premió al mejor.