Los Europeos de atletismo en Barcelona

Nuria Fernández: "¡Madre mía, que soy oro!"

Exultante 8 Nuria Fernández celebra con el público su triunfo en la prueba de los 1.500 metros de los Europeos, el domingo en el Estadi Olímpic.

Exultante 8 Nuria Fernández celebra con el público su triunfo en la prueba de los 1.500 metros de los Europeos, el domingo en el Estadi Olímpic.

JOAN CARLES ARMENGOL / Barcelona

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No pegó un ojo en toda la noche. La nueva campeona de Europa de 1.500 metros luchaba ayer por creer que su victoria en Montjuïc no había sido un sueño. Quizá por eso se resistía a dormir. Celebró el éxito hasta las cinco de la madrugada con la familia y los amigos y, cuando se metió en la cama, tampoco pudo conciliar el suelo. A primera hora de la tarde, mientras viajaba en el AVE de regreso a Madrid, su hija Candela, que se había caído, reclamaba constantemente la atención de su mamá mientras ella atendía la llamada de este diario.

«Ha sido una emoción tan grande que ni duermes. Mi cabeza todavía le está dando vueltas a la carrera. Me siento fenomenal, es imposible ser más feliz»,aseguraba atropelladamente y entre interrupciones la simpática y espontánea atleta madrileña, que ha debido esperar a los 33 años (cumplirá 34 el próximo día 16) para salir por fin en la primera página de los periódicos. Su victoria en los Europeos de Barcelona, emulando al también madrileño Arturo Casado (y en cierta manera, por el escenario, al Fermín Cacho de los Juegos Olímpicos del 92) la ha catapultado a una posición que le ha costado 15 años alcanzar. Por su cabeza retumban sin parar los detalles de la carrera, lanzada a gran ritmo por la rusa Anna Alminova y la francesa Hind Dehiba, con Nuria corriendo todo el rato por la cuerda y Natalia Rodríguez, su compañera de Tarragona, progresando por fuera en la última vuelta para no reproducir el incidente de los Mundiales de Berlín del año pasado, donde fue descalificada tras ganar por haber empujado a la etíope Gelete Burka en un intento de pasarla por el interior.

Una carrera de nivel

«Era una carrera impresionante. Solo faltaban Burka y Yusuf Jamal [Bahréin]. Estaba la campeona del mundo (para mí Natalia lo sigue siendo), la subcampeona, la líder del año por marcas y cinco chicas por debajo de los cuatro minutos. Impresionante», relata Nuria, que el domingo estableció su mejor marca, pero sin bajar de esa barrera psicológica: 4.00.20. Por esa gran participación quizá la sorprendió más una victoria que vio llegar progresivamente, a medida que la carrera se iba abriendo a su favor.«Fui todo el rato a rebufo de la británica [Lisa Dobriskey], por lo que no gasté muchas fuerzas. Mantuve el ritmo hasta a falta de 100 metros, vi el hueco y me dije: ¡madre mía, que soy bronce!'. Luego vi que podía llegar a la plata y, al final, ¡madre mía, que soy oro! Fue una sensación irrepetible».

Nuria, la nueva heroína del atletismo español, tuvo ayer un día ajetreado. De regreso a Pozuelo de Alarcón, donde ahora vive con su marido y representante, Aser Pernil, y su pequeño tesoro, Candela, no paró de visitar a familiares y amigos, con los que quería compartir el cénit de una carrera deportiva que no ha sido fácil. Después de los Mundiales de Helsinki del 2005, verbalizó su decepción tras caer en las semifinales:«Yo no sirvo para esto». Pero sí que servía, desde luego. Hizo falta una nueva orientación, un cambio en la dirección técnica (hace cuatro años que se entrena en la Blume de Madrid con Manuel Pascua Piqueras y su mujer, Mery) y, como en el caso de Natalia, una revitalizante maternidad –Candela nació en octubre del 2007, un mes ante que Guadalupe, la niña de Natalia– para que las cosas hayan cambiado.

Nueva técnica

«Ha ganado fuerza trabajando en el gimnasio y ha modificado la zancada para hacerla más larga. Ahora corre más equilibrada», dice Manuel Pascua. Los cambios se notaron enseguida. A los Juegos de Pekín, Nuria no pudo acudir por 27 centésimas. Pero después dio el salto de calidad. Batió el récord de España de la milla en pista cubierta (4.21.13), le quitó a Marta Domínguez el de 1.500 (4.01.77) y corrió su 800 más rápido (2.00.35).

El éxito de Montjuïc supuso el hito más álgido de esta atleta que nació hace casi 34 años en Lucerna (Suiza), donde sus padres se habían instalado en busca trabajo. Cuando ella tenía dos años, regresaron a Madrid. Ayer también regresó, en el AVE, como una triunfadora.«Ahora solo quiere celebrar y estar con los míos».Palabra de Nuria.