análisis

'Pa amb tomàquet' y butifarra

Xavi e Iniesta se divierten en el entrenamiento del pasado martes.

Xavi e Iniesta se divierten en el entrenamiento del pasado martes.

Antoni Bassas

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Pocos días después de que el Tribunal Constitucional enviase una butifarra enriquecida con aditivos indisolubles a la decisión en referendo de los catalanes sobre el Estatut, el presidenteRosell ha proclamado las virtudes mundiales del matrimonio entre el pan con tomate y el jamón extremeño. Si se trata de cicatrizar heridas, como diríaZapatero,nada mejor que exaltar la rica multiplicidad de la gastronomía española. Ahora sólo cabe esperar que los peñistas azulgranas andaluces, sobre todo los de Jabugo, no se sientan discriminados por la exclusión de su jamón del maridaje.

La metáfora delpa amb tomàquety el jamón ibérico es la de los tiempos que estamos viviendo: un grupo de sensacionales jugadores catalanes y/o del Barça están llevando el fútbol español a la cima del mundo. Con independencia de lo que acabe pasando, el Barca ha aportado al fútbol mundial no sólo una generación de futbolistas sensacionales sino unos futbolistas sensacionales que juegan con un estilo reconocible, el sello Barça, mal que le pese aFernando Hierro.

En cambio, Del Bosqueparó el primer día las críticas fáciles aBusquets con un elogio poco común: «Si fuera futbolista me gustaría serBusquetsporque lo hace todo bien». Y punto. Xavi eIniesta marcan los tiempos de los partidos como no lo ha hecho ningún otro medio campo en Suráfrica. Como dijo Casillas en vísperas del 0-2 cuando le preguntaban porMessi:«Lo único que me preocupa es queXavitenga el día». YXavijuega con la pelota como quiere, porque «si tú tienes el balón, el otro no lo tiene». En detalles como este, la mano deCruyffes mucho más visible en la seleccion española que en la holandesa.

Por todo ello, porque la admiración mundial por estos chavales es un reconocimiento a la cantera del Barça y porque en los orígenes de este estilo hay una larga secuenciaMontal-Cruyff-Núnez-Guardiola-Van Gaal-Laporta,el final precipitado de la presidencia de honor de Cruyff

es una mala noticia para el Barça.Estoy de acuerdo conRosell: Cruyff

es un símbolo del barcelonismo y un mito viviente. Ergo el asunto no se puede despachar invocando vacíos legales. Estas cosas se hablan, con tacto, con ganas de llegar a un acuerdo.

Hubiera sido preferible que Rosell hubiese hablado con claridad y hubiese admitido lo que salta a la vista: que no quiere aCruyff de presidente de honor. Está en su perfecto derecho. Al fin y al cabo, es el presidente, y el más votado de la historia. En él coinciden la legalidad y la legitimidad. Por eso todavía me parece más exigible que diga claramente qué piensa. La campaña electoral, donde bastaba con no cometer ningún error y contentar a todo el mundo, ya se ha acabado. Ahora es momento de tomar decisiones y explicarlas. Porque si la respuesta es «lo que diga el socio», el socio debe saber qué piensa su presidente. El resultado de todo ello ha sido un episodio difícil de entender en el ambiente futbolístico mundial, que divide un club de tradición cainita y que no concilia con el eslogan de un Bar-

ça que debe ser de todos.

Se ha idoTxiki,con la discreción acostumbrada, y llegaZubizarreta a la secretaría técnica del club. Se me disparan todo tipo de recuerdos de un tipo de una pieza que tuvo que aprender a guardar la portería desde dos metros fuera del área por exigencias del guión. Todavía lo estoy viendo a él y a Guardiola caminando sobre el césped de Wembley la víspera de la final de la Copa de Europa del 92.Pep le dijo: «Mira, los 39 escalones de la gloria. Ojalá puedas subir tú a buscar la copa». YZubile contestó: «No, Pep, lo importante es que todos nosotros seamos los primeros en subir, independientemente de quién la coja». En mayo del año próximo podrían volver a Wembley más calvos y más sabios, con un nuevo papel en la historia del club, una historia que no debería ser sino fuente de fortaleza.