FÚTBOL

El Girona se salva de milagro

Un dramático penalti en el tiempo añadido evita el descenso mientras que el Hércules asciende

Kiko Ratón, salvador del Girona.

Kiko Ratón, salvador del Girona.

JORDI DANÉS
GIRONA

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Kiko Ratón marcó ayer el penalti más importante de la historia del Girona en Montilivi. El veterano delantero tinefeño, de 33 años, agarró el balón después de que el árbitro señalara penalti en una acción sobre Juanma. Era el minuto 93. El Girona se jugaba la permanencia desde los 11 metros después de una temporada llena de errores en los despachos y en el campo. Montilivi enmudeció de tanta tensión. Si el Girona marcaba, el club se salvaba y hundía al Murcia, su rival, en el pozo de la Segunda B. El balón entró casi sin querer en el penalti más largo de la Liga Adelante, y el club catalán esquivó el descenso (1-1). El Murcia baja con Cádiz, Real Unión y Castellón.

El Girona estaba en Segunda División B desde el minuto 51 por culpa de un gol del Salamanca en Vila-real. Ganaba el Murcia y condenaba al Girona en su casa. Ratón, un auténtico trotamundos del fútbol (Tenerife, Vecindario, Orihuela, Iraklis, entre otros clubs), disparó raso y colocado, a la izquierda del portero Alberto, que acertó en su estirada y atrapó el balón. Esa acción silenció Montilivi en un segundo interminable. Porque el portero detuvo el balón, pero se le escapó, tocó una de sus piernas y lo metió en la portería. El cuero entró mansamente, escoltado por el propio Ratón, que se enredó en las mallas celebrándolo con sus compañeros. Una jugada digna de un guión de película de suspense. Hasta los jugadores murcianos habían celebrado la parada.

Entonces estalló Montilivi, que había vivido una tarde llena de decepciones con los goles del Rayo, del Albacete, del propio Murcia, del Huesca, del maldito gol del Salamanca al inicio de la segunda parte. Era solo una combinación entre las 216 posibles y durante muchos minutos se produjo esa mezcla fatídica de resultados que enviaba al Girona a Segunda B. Y tras unos minutos interminables, el silbido final sonó a música celestial en un campo cargado de tensión y muchos nervios.

Luego, para hacer más increíble el final, la afición invadió el campo y pidió a gritos la dimisión de Josep Gusó, el presidente del club. Solo fue el preámbulo antes de que los jugadores volvieran al terreno de juego para dar la vuelta de honor con una camiseta roja y el mensaje de «directiva dimisión». La tarde deparó otro golpe bajo para la entidad porque Narcís Julià, el técnico local, confirmó su marcha del banquillo tras lograr esta agónica permanencia. El Girona, al igual que el Nàstic, estará otro año en Segunda A, pero sin entrenador y con un presidente que dejará el club en los próximos días.

EL ÉXITO DE ESTEBAN VIGO / La inmesa alegría que vivió Montilivi fue muy similar a la de la plantilla del Hércules en el Stadium Gal en Irún, donde el club alicantino certificó (0-2) su octavo ascenso a Primera (junto al Levante y la Real). Esteban Vigo, el técnico blanquiazul, logró su segundo ascenso consecutivo a la élite del fútbol español. Hace un año fue con el Xerez y, ayer, con el Hércules, que no cataba la Primera desde 1997.

Su triunfo sepultó cualquier esperanza del Betis, que goleó al Levante en Sevilla (4-0). Los 55.000 espectadores que llenaron el inacabado estadio verdiblanco pidieron la dimisión de Lopera. Los cánticos comenzaron tras el tercer gol. Los seguidores anunciaron una concentración delante de la casa del empresario, de quien aseguran que venderá el club en dos semanas.