LANZAMIENTO DE MATERIAL INÉDITO DEL AUTOR DE 'BORN TO RUN'

Cuando el 'Boss' vio la luz

The Boss.

The Boss.

JORDI BIANCIOTTO
BARCELONA

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A mitad del documentalThe promise, Max Weinberg, batería de la E Street Band, ilustra el momento que vivía Bruce Springsteen cuando grabó el álbumDarkness on the edge of town: si en su predecesor, el románticoBorn to run,proclamaba que había «nacido para correr», en 1978 sabía que la huida no era posible. El conflicto legal con el mánager Mike Appel y la huelga editorial que Springsteen se autoimpuso señalizaron límites inesperados a un creador que parecía decidido a conquistar el mundo. Ese choque con la realidad se expresa en la atmósfera deDarkness...,uno de los discos capitales delJefe, y uno de los más sombríos, ahora reeditado en una caja que ofrece tres CD y tres DVD. Mañana sale a la venta.

El documentalThe promise, unmaking ofdel álbum, aparece como la pieza central del lanzamiento. Ahí están las claves de la grabación explicadas por sus protagonistas: la voluntad de Springsteen de crear una música que fuera «furiosa y rebelde», pero también «adulta», la conciencia de clase (Factory está dedicada a su padre, que perdió la audición trabajando en una ruidosa fábrica de plásticos) y la política inflexible en la selección de material. Si bien el autor compuso hasta 70 canciones para el disco, solo hubo espacio para 10 y quedaron fuera piezas de alto poder comercial comoBecause the night (que fue adaptada por Patti Smith) y Fire. «No quería canciones de amor en el disco», zanja Springsteen.

Una gira de culto

Pero, aunque The promisecontiene curiosidades (Sherry darling, al piano por su autor) y desliza algún reproche aislado (Little Steven lamenta que Springsteen no alumbrara sus canciones más pop), se echan en falta opiniones ajenas al núcleo duro que maticen el épico relato oficial, ese según el cual «Bruce es un hombre con una visión», como sentencia su mánager, el excrítico musical Jon Landau.

Para el fan de Springsteen, el material más emocionante se encuentra en otras partes de esta caja monumental, presentada en forma de reproducción de su bloc de notas. El material audiovisual de la gira de 1978, sobre todo las tomas delshowde Phoenix (incluido un insuperable Rosalitaque en aquellos tiempos fue emitido como clip promocional por TVE), y la actuación completa de Houston, de tres horas de duración, son documentos abrumadores que retratan para siempre al artista en un período irrepetible. Nunca se ha vuelto a ver a Springsteen y la E Street Band tan concentrados, contagiosos y divertidos, desbordando furia, ingenio y compromiso con una misión. Para guardarlo y tenerlo siempre a punto cuando alguien pregunte: «¿Qué es, o fue, el rock'n'roll?»

El otro foco de atención apunta hacia la veintena de canciones

inéditas incluidas en dos compactos. Ahí están, por fin, las tomas originales en estudio deBecause the nighty Fire, la versión alternativa, más rockera, deRacing in the street,el embrión deFactory(Come on, let's go tonight) y montones de canciones asombrosamente brillantes que su autor se había permitido el lujo de desechar: deGotta get that feelingaSave my love; deWrong side of the street aThe promise. Muchas conocidas por los eruditos vía discos pirata, pero media docena de ellas inéditas por completo. Rock'n'roll con esos acentos soul y pop que tan feliz hacían a Little Steven; la herencia de Roy Orbison, Phil Spector y Doc Pomus, el romance y la ira. Escuchándolas, damos la razón a Max Weinberg: no es posible huir. Ni posible, ni deseable.