Tristán Bauer: "He querido ser didáctico"

-Sobre el Che ya existen docenas de libros y películas. ¿Qué novedades aporta su documental?

-Esos trabajos ponían el acento en su condición de guerrillero. A mí me interesó sobre todo retratar al pensador. El Che analizaba permanentemente la realidad. Inmediatamente después de cada combate, plasmaba en papel sus impresiones, que luego desarrollaba y convertía en verdaderas reflexiones.

-Para muchos, Guevara es solo una camiseta de moda o un tatuaje en el brazo de Maradona. ¿Ha querido usted reaccionar contra esa confusión?

-Entiendo que se haya convertido en un icono pop, en parte porque su imagen más famosa, que tomó el fotógrafo Alberto Korda, es realmente cautivadora, y se acompañó de un relato mítico. Yo trato de que la gente aprenda qué hay detrás de esa camiseta. He querido ser didáctico.

-Sin embargo, la película no ahonda en los aspectos más oscuros de su biografía. El líder ordenó la ejecución de cientos de delatores, desertores y opositores.

-Solo disponía de un par de horas de metraje para comprimir toda un vida muy intensa. Hay que discriminar. Además, lo mismo podría decirse de Bolívar y otros libertadores. ¿Y qué hay de Nuremberg? La ejecución de los jerarcas nazis no fue un acto de sadismo, sino la necesidad de poner una marca en la historia.

-¿Qué vigencia tiene hoy día el legado del Che?

-Está más vivo que nunca. El fortalecimiento de la izquierda democrática en Latinoamérica lo ha tomado como modelo. Su figura está presente tanto en las marchas populares como en los despachos de Lula, de Evo Morales, de Correa, de Chávez. Para mí, que en mi país he vivido dictaduras militares y desastrosos gobiernos neoliberales, es un proceso extraordinario.