LETRAS

Actores y artistas devuelven la voz a Miguel Hernández

Pilar Bardem y Aute participaron en las 12 horas de lectura dedicadas al poeta

EL PERIÓDICO
MADRID

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La voz bronca de un muerto, Paco Rabal, sonó ayer gracias a una grabación en el Instituto Cervantes de Madrid en la monumental lectura de poemas que lo largo de 12 horas quiso honrar a otro difunto, Miguel Hernández, en el centenario de su nacimiento. En el acto participaron artistas, intérpretes, escritores y familiares del poeta del pueblo y entre las caras conocidas pudieron verse -y oírse- a Pilar Bardem, Luis Eduardo Aute, Héctor Alterio, Juan Diego Botto, Charo López, Emilio Gutiérrez Caba y José Coronado.

Se oyó a Rabal recitar la famosa elegía dedicada al amigo Ramón Sijé: «Un manotazo duro, un golpe helado / un hachazo invisible y homicida, / un empujón brutal te ha derribado». Y fue el momento más emotivo de la celebración ya que parte de la concurrencia, inevitablemente, recordó a una tercera figura, Marcelino Camacho, fallecido la madrugada del viernes, cuyo homenaje tenía lugar a pocos metros de la sede del Instituto Cervantes. Pilar Bardem, presidenta de la sociedad de gestión de derechos AISGE, estableció comparaciones: «Marcelino fue un hombre bueno y, como Miguel, sufrió la cárcel y luchó por quitar el yugo a los trabajadores». Además, la madre de Javier Bardem dedicó al líder sindicalista el popular y encendido poema Para la libertad.

SIMBOLO ANTIFRANQUISTA / La directora del Instituto Cervantes, Carmen Cafarell, aseguró que la voz del poeta de Orihuela y símbolo de la lucha antifranquista, «no ha sido vencida por el tiempo, sino que por el contrario, cada día nos resulta más sólida, luminosa y presente».

No faltaron en el homenaje los familiares del autor, Lucía Izquierdo y María José Hernández, nuera y nieta, respectivamente, quienes también leyeron sus poemas. «Miguel Hernández fue un poeta tan inmenso y tan genial que estar a su altura es difícil», afirmó Izquierdo, que evocó también a Josefina Manresa, la viuda de Hernández fallecida en 1987, para quien el autor dePerito en lunasfue «el ser humano más increíble, hermoso y transparente que jamás conoció». Rosa Moreno Hernández, sobrina, recordó que su tío defendió la causa del pueblo, la libertad, hasta su último aliento. «Ahora -afirmó- nos corresponde a nosotros continuar con su tarea». El acto que transcurrió desde el mediodía de ayer hasta la medianoche fue insuficiente para Cafarell: « Doce horas son pocas para celebrar a quien a su paso deja la tierra más clara, más febril, más humana».