EXPOSICIÓN de ARTE

El MNAC luce pequeñas joyas de grandes artistas del siglo XX

Arriba, una de las joyas más espectaculares de Calder. A la derecha, 'El ojo del tiempo', de Dalí, y 'Busto de mujer', de Lalique.

Arriba, una de las joyas más espectaculares de Calder. A la derecha, 'El ojo del tiempo', de Dalí, y 'Busto de mujer', de Lalique.

NATÀLIA FARRÉ
BARCELONA

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Alexander Calder creó su primera joya a los 8 años para una muñeca de su hermana. A partir de aquí no paró. Se calcula que llegó a realizar unas 1.800 alhajas, siempre inspiradas en el arte primitivo y realizadas con materiales humildes: latón, cobre y, a veces, plata, y siempre para regalar a sus amigos. Así, los personales diseños del escultor norteamericano los lucieron las esposas de Sert, Gasch, Miró, Torres Clavé, Buñuel y Gómez de la Serna. En el polo opuesto a Calder se sitúa la figura de Salvador Dalí. El pintor surrealista realizó sus joyas con los materiales más preciados: diamantes, rubíes, zafiros, esmeraldas, platino y oro, y nunca las imaginó para ser lucidas sobre el cuerpo sino como maravillosos objetos inútiles. Además, siempre necesitó de la intervención de un orfebre para su ejecución.

Las humildes piezas de Calder y las pomposas alhajas de Dalí tienen en común que son fruto de la incursión de ambos artistas a un mundo que les era ajeno, el de la joya. Y de este interés por la orfebrería por parte de pintores y escultores habla la última exposición del Museu Nacional d'Art de Catalunya (MNAC)Joyas de artista. Del modernismo a la vanguardia. La muestra, hasta el 13 de febrero, reúne joyas realizadas por Auguste Rodin, Pablo Picasso, Georges Braque, Pablo Gargallo y Josep Llimona, entre otros, y los citados Calder y Dalí, y las confronta con sus piezasmayores-pinturas, esculturas, fotografías y objetos- con el fin de mostrar como la joya constituyó el pequeño universo de los grandes artistas del modernismo y las vanguardias.

DE WARHOL A TÓRTOLA VALENCIA / Se trata de una lectura de las piezas «inédita», explica Mariàngels Fondevila, comisaria de la muestra, ya que «mostrar las joyas en su contexto de artista no se había hecho nunca», afirma. Y pese a las obras de Dalí y las modernistas, la característica de las piezas expuestas «no es el lujo y la ostentación, sino su unicidad y su aspecto fetichista», continúa Fondevila. La mayoría de joyas son únicas y si no lo son, como las de Masriera, tienen una edición limitada. Y muchas de ellas han sido realizadas pensando en alguien en concreto, como el colgante que Fuset i Grau diseñó para Tórtola Valencia, la argolla que Manolo Hugué creó para sí mismo y los pendientes que Andy Warhol encargó a Dalí.

Pero antes de llegar a las vanguardias y al diálogo entre joyas y obrasmayores - «el corazón de la exposición», según Fondevila-, la muestra arranca con el modernismo y la revolución que este movimiento protagonizó y pregonó en cuanto a la abolición de las fronteras entre artes: «Realizar una obra de arte significa expresar la belleza sin hacer distinción entre lo grande y lo pequeño», dejo escrito Otto Wagner. En este apartado, los protagonistas son el revolucionario René Lalique, que rompió con el estilo historicista de la orfebrería para introducir nuevos materiales y una estética basada en la naturaleza, y su homólogo catalán Lluís Masriera, que después de ver las piezas del primero no dudo en fundir el estoc de su joyería para reconvertirlo al nuevo estilo.