MUESTRA DE ARTE

Una exposición revela la mutua atracción entre Miró y Barceló

La galería Mayoral ha tardado seis años en reunir 34 piezas de ambos artistas

Un perro a la carrera visto por Miquel Barceló (1981).

Un perro a la carrera visto por Miquel Barceló (1981).

GEMMA TRAMULLAS / Barcelona

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«Què fa aquell jove de Felanitx?», le preguntó Joan Miró al dueño de la galería 4 Gats de Palma de Mallorca tras quedar fascinado por la primera exposición individual del joven artista mallorquín que se celebró en esta histórica sala en 1976. «Miró había reconocido en Miquel un artista bueno», explica el escritor Biel Mesquida, amigo de Barceló desde los furiosos años 70 y comisario de la primera exposición que, desde ayer, presenta en un mismo espacio obras de ambos creadores. Manel Mayoral, de Mayoral Galeria d'Art, ha tardado seis años en reunir las 34 pinturas, esculturas y dibujos de la muestra.

Aunque a Barceló siempre se le ha comparado con Tàpies, esta semejanza es «superficial», según Mesquida. Entre Miró y Barceló existe una unión más profunda: «Son briosos, calidoscópicos, están permanentemente creando y son muy rápidos», comenta el escritor-comisario, que recuerda una comida en París durante la cual el artista fue troceando el mantel de papel hasta convertido en un colaje. El propio Barceló hizo la primera selección de obras para la exposición, la primera que realiza en una galería privada catalana desde 1992, y es muy probable que acuda a verla en los próximos días sin avisar, como suele ser habitual en él. La gran muestra sobre su obra en CaixaForum está abierta hasta el 9 de enero.

Mesquida -que ha pasado un año leyendo, observando y recabando testimonios para la redacción del completo catálogo de la muestra (que incluye también textos de Blai Bonet y Pere Gimferrer)- escribe: «Joan Miró y Miquel Barceló tienen una intersección clara, son dos enamorados de las cuevas, del arte rupestre, de los artistas de los orígenes de la humanidad y esto impregna sus lenguajes, sus iconografías y, sobre todo, su investigación, su revolución permanente».

CRIATURAS DENTADAS / La selección de obras de Miró abarca desde 1945 hasta 1981, año en que está fechada la primera obra expuesta de Barceló (la última es del 2009). En 1981, mientras Miró pintaba una figura agresiva con tres dientes, Barceló concebía un can a la carrera (ambas obras en las fotografías inferiores), una figura que aún estaba más cerca de la ilustración que de la pintura.

Eufórico, Mesquida explica que ha intentado crear un diálogo abierto, «una sintaxis sensitiva de imágenes», e invita al público a entrar y dejarse llevar: «Yo hace un año no veía la mitad de lo que veo ahora en sus cuadros -asegura-. La visión no es biológica, es la visión del cerebro y el objetivo de esta exposición es precisamente aumentar la visión del espectador, que salga enriquecido». Barceló es, como lo fue Miró, un gran devorador de arte y cultura. Mirar, devorar y digerir, es la vía directa al mundo del arte.

DIOSES CREADORES / Al entrar en la sala, la mirada del espectador se queda atrapada enIn Extremis III(1994), una gran naturaleza muerta de Barceló que convive a pocos centímetros conFemme(1977) de Miró, una figura femenina que funde cuerpo y rostro. También conviven la escultura de cerámicaMonument(1956) y losllonguetsde arcilla (2003). «Más que intérpretes de Dios, estos artistas son dioses creadores -continúa Mesquida-. ¿Qué se puede decir cuando con su inteligencia, su cuerpo y su vida, nos dan tanta belleza? ¿Hay algo más bello que esto?».

Manel Mayoral empezó a guardar cuidadosamente estas obras sin saber exactamente qué haría con ellas. Seis años después, su empeño ha cuajado en la muestra más relevante de la historia de la galería.