El regreso del maestro

Una de las citas inexcusables de esta edición del festival de Sitges era, sin duda alguna, la presentación deThe ward, la última película de un cineasta tan afín al certamen como es el veterano John Carpenter. En el 2001 se había proyectado su anterior largometraje,Fantasmas de Marte de John Carpanter, y desde entonces el director deLa noche de Halloween había estado inactivo en cuanto al cine se refiere. En toda esta década solo había hecho dos episodios de la serieMasters of horror, uno centrado en el asesino de una clínica abortista,Pro-vida, y otro sobre una película maldita,El fin del mundo en 35 mm.

Por ello, la presentación de ayer deThe ward significaba un pequeño hito para los amantes del género, ya que la sensación generalizada era que la industria ya no confiaba en Carpenter y era imposible que volviera a hacer una película. No solo la ha hecho, sino que demuestra que mantiene su sabiduría narrativa y la capacidad para convocar el terror sin subterfugios.

Ambientada en los años 60

The ward está ambientada en los años 60 y la acción transcurre íntegramente en una institución mental. Su protagonista, ingresada en el centro debido a un trastorno, está encarnada por Amber Heard, afín al género desde que fue la heroína deBienvenidos a Zombieland y reconvertida aquí, en algunos planos, en un cruce perfecto entre Grace Kelly y January Jones, la rubia protagonista deMad men.Carpenter vuelve a hacer de la economía de medios auténtica virtud y apela a la noción de clasicismo sin plegarse a ninguna moda actual: decorado inalterable, psiquiatra de presencia ambigua, enfermeros un poco siniestros, otras cuatro chicas ingresadas por desvaríos varios y amenaza latente de algo terrible que ocurrió en el pasado.

Asalto a la comisaría del distrito 13, La noche de Halloween, La cosa, Príncipe de las tinieblasyFantasmas de Marte de John Carpenter eran filmes sobre el acoso a algún personaje indefenso en un espacio inalterable.The ward repite la idea recurriendo a un escenario tan inquietante como un manicomio y jugando perfectamente con lo que los personajes ven o se imaginan. Es el regreso rotundo de un maestro inconformista del horror de serie B.