El festival de cine fantástico de Catalunya

El falso documental 'El último exorcismo' divierte y asusta

JULIÁN GARCÍA / Sitges

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El reverendo Cotton Marcus es un impostor. Un tipo que ha perdido la fe, pero que sigue practicando exorcismos a modo de subsistencia, como quien vende seguros o repara antenas parabólicas. Incapaz de aguantar el cargo de conciencia que soporta tras años de sacarle la pasta a creyentes desesperados, Cotton decide filmar una película confesional del que quiere que sea su último exorcismo, lo que lleva, junto a un equipo de documentalistas, a una granja de Louisiana donde una joven está supuestamente poseída por el diablo...El último exorcismo, de Daniel Stamm, es una de las últimas sensaciones de la taquilla americana. Y a fe que lo merece, pues se trata de un falso documental tan divertido como aterrador, con unas gotitas deEl exorcista,otras de El proyecto de la bruja de Blairy otras de la saga[REC].

El filme, producido por el cineasta y actor Eli Roth, fue proyectado ayer, con bastante éxito, en la sección oficial a competición del festival de Sitges. No hay sustos hasta el minuto 45, pero la primera parte, dedicada a la presentación del predicador, su familia y sus métodos falsarios al modo de un documental, es simplemente irresistible, con un Patrick Fabian brillante en su papel de desilusionado ministro evangélico. «Creo que el humor nos ha ayudado a construir la columna vertebral del filme y a perdonar de algún modo al reverendo», comentó Stamm. A partir de cierto punto, sin embargo, el filme vira al terror puro, con estupendas escenas de posesión diabólica (torsión de cuello y tronco incluidas de la pobre chica, una estupenda Iris Bahr) y una resolución algo chalada, quizá patillera, que provocó división de opiniones entre la crítica. «En ningún modo quería hacer una nueva versión deEl exorcista», sentenció Stamm, en alusión al inmortal clásico de William Friedkin.

PELÍCULA TRAMPOSA / Algo de decepción quedó en el cuerpo tras la proyección de la película uruguayaLa casa muda, de Gustavo Hernández, también programada en la sección oficial a competición. Llegó a Sitges con aura demust, pero hay demasiadas trampas adosadas a su espina dorsal. Rodada con cámara de fotos en un único plano secuencia, es apabullante en cuanto ejercicio de estilo. Otra cosa es que haya algo de sustancia en su interior más allá de un disparatado estudio sobre una psicopatía causada por una maternidad frustrada. Hernández se inspiró en hechos reales paraLa casa muda,en la que un padre y su hija deben pasar la noche en una inquietante casa semiabandonada para realizar unas obras. Los códigos del género de casas encantadas (puertas que se cierran,presencias ominosas, suelos que crujen) funcionan realmente bien hasta su inesperada, y sobre todo tramposa, derivación al drama psicótico-familiar.