UNA MIRADA HUMORÍSTICA

La puesta al día de la madrastra

Paloma Bravo debuta con la novela 'La novia de papá', que retrata los nuevos modelos familiares

Sin prejuicios 8 Paloma Bravo se maneja bien en el tono más irónico.

Sin prejuicios 8 Paloma Bravo se maneja bien en el tono más irónico.

JUAN FERNÁNDEZ
MADRID

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La ficción tiene una gran ventaja sobre el testimonio: permite manipular la realidad y exagerarla hasta llegar a entenderla. Esto piensa Paloma Bravo, cuya primera incursión en el mundo de las letras es toda una demostración de los beneficios que una mirada literaria puede tener en el abordaje de la experiencia. Acaba de publicarLa novia de papá(Plaza & Janés), su primera novela, donde indaga en los resbaladizos lazos afectivos que se dan en los nuevos modelos familiares. En concreto, entre la protagonista -una treintañera independiente-y las hijas de su pareja. Algunos años atrás, Bravo conoció una situación similar, pero siempre tuvo claro que el diario no era la forma adecuada para revisar esa etapa de su vida.

«La ficción te permite caricaturizar las situaciones y hacerlas más entrañables. Y esto genera empatía», explica. Consciente de la curiosidad del lector por conocer cuánto de real y de ficticio hay en su novela, la autora aclara: «Sólo el 20% se corresponde con mi experiencia. El resto es creación. Lo importante no es mi caso, sino ver cómo se posicionan los miembros de este nuevo grupo familiar. Sobre todo, las niñas».

La familia ha sido una fuente ina-

gotable de tramas para la literatura, pero en los últimos años la sociedad ha avanzado más rápido que las páginas que la recrean. No abundan las novelas que retraten los nuevos patrones parentales. «Al menos yo no encontré ninguna obra en español que contara qué pasa cuando una mujer se enamora de un hombre separado, con hijas, y con la custodia compartida», recuerda Bravo. Descubrir ese hueco fue uno de los hechos que le animó a escribir este libro. El otro fue el recuerdo del cariño que sintió por las hijas de su pareja. «El libro es una declaración de amor a aquellas niñas», revela.

Esta novela nació hace cuatro años, cuando la autora se encontró ante una tesitura similar a la de la protagonista. «De repente eres la madrastra, esa horrible palabra», cuenta. A modo de terapia, Bravo escribió varios relatos que le sirvieron para ubicarse en aquel retablo afectivo, páginas que terminaron siendo el embrión de este libro.

Sin grandes certezas

Franca y sin prejuicios, la mirada de la autora opta por el humor para narrar los lances que ha de sortear la protagonista. Más que un recurso, se trata de una marca de su carácter: «Cuando no tienes grandes certezas a las que aferrarte, el humor es un buen mecanismo de defensa. Se me da bien ese tono irónico y cáustico para manejarme».

Bravo no vive de las letras. Trabaja en Madrid en el campo del márketing, pero escribir ha sido para ella un recurso para ponerse a salvo. «Cuando estoy en una situación que no sé abordar, necesito convertirla en ficción para entenderla», explica. Aún no ha empezado a escribir su siguiente novela, aunque ya le tiene echado el ojo al escenario: «Las relaciones laborales son ideales para analizarlas con una cierta ironía», adelanta.