Don Winslow // Escritor

Don Winslow: «El márketing está matando a la novela negra»

El autor de 'El poder del perro' retrata a la mafia de la costa Oeste en 'El invierno de Frankie Machine' (Martínez Roca / en catalán, en Columna, en octubre).

«El márketing está matando a  la novela negra»_MEDIA_1

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JUAN FERNÁNDEZ
MADRID

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-¿Sabría fechar el nacimiento de El invierno de Frankie Machine?

-Perfectamente. Estaba acabando El poder del perro, una novela dura y violenta, y estaba muy deprimido. De repente empecé a recordar mi juventud y sentí nostalgia por esa época. Mi niñez, mi barrio, los mafiosos que vivían por allí... Así nació Frankie Machine, el protagonista de la novela, un personaje a la vieja usanza. Se ha escrito mucho sobre la mafia de la costa Este. Yo decidí hacerlo sobre la que habita en California.

-¿Por qué le gusta escribir thrillers?

-Me asusta la respuesta que puedo darle. Realmente hay dos motivos. Por un lado, es un material muy rico para un escritor, porque se describe la naturaleza humana en situaciones muy extremas. La otra razón está relacionada con el oficio de detective privado que tuve durante años. Vi tantas situaciones extremas que escribir sobre ellas se convirtió para mí en una catarsis. Mi tendencia a la tristeza casa muy bien con la novela negra.

-¿Lo que sabe de este género lo aprendió leyendo o ejerciendo de detective?

-Bebo de ambas fuentes. La experiencia es lo más importante. La mía desarrolló el lado negro de mi personalidad. Mis años de detective no fueron tan románticos como cuenta la literatura. Yo no tenía una rubia llamando a la puerta de mi despacho sobre un fondo de saxofón, pero sí me identificaba con la emoción que subyacía en esos personajes. Desde el punto de vista literario, mi inspiración fueron otros novelistas. Todo creador empieza copiando a quien admira.

-¿Qué claves descubrió leyendo a esos autores? ¿Existe una fórmula de la novela negra?

-La mayor desgracia que sufre hoy este género es que se ha estrechado su campo. Ahora te exigen que el protagonista afronte una situación peligrosa en el primer capítulo. Yo me niego. En mi libro no hay peligro hasta la página 74. Quiero que el lector tenga tiempo de conocer al personaje antes de que le ocurra nada.

-¿Por qué se ha reducido ese terreno, qué ha pasado?

-El márketing está matando a la novela negra. Las editoriales quieren libros fáciles de leer y rápidos de vender, presionan a los autores para que nos convirtamos en una marca. Yo me resisto. Se está subestimando la capacidad intelectual del lector.

-¿Tras el éxito de El poder del perro temió convertirse en una marca?

-Sí, aunque tengo algo a mi favor: ningún editor espera que te conviertas en una marca cuando tardas cinco años en acabar el siguiente libro. Savages, mi última novela, aún no publicada en España, también va sobre narcotráfico, pero me cuido de hacer una secuela de aquel libro, aunque para mucha gente siga siendo «ese novelista que escribe sobre narcos mexicanos».

-¿Igualar lo que logró ese libro es un reto?

-No me preocupan las ventas. Si logro dinero para pagar las facturas y comer, no necesito más. Mi vida no ha cambiado especialmente tras ese éxito. Sigo levantándome cada día a las 5 para sentarme a escribir.

-Pero si Robert de Niro le llama para comprar los derechos de su libro, mucho mejor.

-Sí, entonces puedo comer comida más cara (risas). He hablado con él un par de veces y parece interesado en el personaje de Frankie, pero estoy trabajando más estrechamente con Oliver Stone. Estamos adaptando Savages a un guión de película. Mi relación con el cine es distante. Prefiero no acercarme mucho.

-¿Por qué?

-Me encantan las películas, pero no es mi vida. Un novelista debe pasar mucho tiempo solo, yo no soy muy sociable. Estoy bien así, no quiero acercarme más. De vez en cuando me gustaría escribir algún guión, pero mi sitio está en mi despacho. Siempre escribo dos o tres libros a la vez. Es como una enfermedad.

-¿Cuándo escribe piensa en el cine?

-Todos mis libros han recibido solicitudes para llevarlas cine. Sería ingenuo si digo que no pienso en eso, pero yo debo seguir una disciplina. No pienso en películas cuando me siento a escribir. He rechazado tentadoras ofertas para llevar a la pantalla El poder del perro y me he negado, porque no creo que diera un buen filme.