Festival de San Sebastián

Un filme chino sobre los estragos del alzhéimer cierra el certamen

El director chino Liu Hao y la productora Teresa Kwong, ayer.

El director chino Liu Hao y la productora Teresa Kwong, ayer.

OLGA PEREDA / San Sebastián

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Tras ocho días en los que se han echado a faltar en la sección oficial a concurso propuestas más rompedoras y atractivas, el Festival de San Sebastián cerró ayer sus puertas con la película china Addicted to love (Adictos al amor), cuyo título despista bastante. El filme habla de amor, pero no del de una pareja que derrocha pasión loca (como se podría intuir) sino de la importancia del amor en la familia. Especialmente, cuando eres un anciano y tu mente empieza a fallar por el alzhéimer.

Dirigida por Liu Hao, Addicted to love es una película pequeña y con encanto que resume un poco el espíritu de lo que se ha visto en el certamen donostiarra. Es un filme sugerente pero que quizá se quede corto para estar presente en el pequeño de los grandes festivales internacionales de cine, cuya secciones paralelas a la oficial a concurso (el documental sobre el alzhéimer con Pasqual Maragall de protagonista o Buried, el arriesgado filme de Rodrigo Cortés sobre un hombre encerrado en un atáud) han tenido más tirón.

Addicted to love era el título que el director chino Liu Hao tenía pensado poner a su próxima película, que versará sobre una mujer tan enamorada que lleva encima «la sombra y el olor» de su marido. La que ayer se vio en San Sebastián iba a titularse algo así como Señor mayor, pero por problemas de traducción y comprensión internacional con el chino, optó curiosamente por robar el título a su siguiente proyecto.

Como ya ocurrió en su primer largometraje (Chen Mo and Meiting, 2002), los dos protagonistas de la película -dos personas mayores- no son actores profesionales. De hecho, ella (Jiang Mei Hua) padece en la vida real problemas de memoria, según contó ayer el cineasta.

Addicted to love rinde homenaje a los grandes olvidados de la sociedad, los abuelos. El director pasó buena parte de su infancia y juventud al lado de su abuela, a la que estará eternamente agradecido. Además, tiene un amigo cuyo abuelo, de 92 años, es un enamorado de la comida basura del Kentucky Fried Chicken. Con esos dos ingredientes, se puso a escribir la película.

AGUSTÍ VILLARONGA Y RAÚL RUIZ / Mañana, una vez que se haga público el palmarés, sabremos si Addicted to love se lleva algún premio. Ayer, desde luego, no estaba entre las favoritas. Sí lo estaban Pa negre, película catalana sobre las consecuencias emocionales de la guerra civil firmada por Agustí Villaronga, y Misterios de Lisboa, el remolino de aventuras en el que el director chileno Raúl Ruiz nos invita durante cuatro horas a viajar por Portugal, Francia, Italia y Brasil. H